jueves, 9 de junio de 2022

"¡Aplastad al infame!", el lema de Voltaire contra la Iglesia

Voltaire

François-Marie Arouet, Voltaire (París, 1694-1778), murió siendo reconocido, pero vivió con miedo desde que, casi adolescente, penó en la Bastilla por faltar al respeto a un aristócrata que creía merecerlo. Volvería de nuevo a la cárcel, ya famoso y gozando de privilegios (comía con el director y podía escribir cuanto quisiera). Finalmente fue expulsado de París y se exilió en Inglaterra. Cumplidos con creces los sesenta, compró un castillo en Ferney, en la frontera de Francia con Suiza, para poder escapar de un país al otro cuando lo persiguieran. Desde allí se carteó con amigos y admiradores. Se conservan unas 15.000 misivas, pero escribió unas 40.000. Solía acabarlas con el lema "Écrasez l'infâme"("Aplastad al infame", en referencia al cristianismo). La editorial Laetoli publica ahora sus Escritos anticristianos, traducidos por Bernat Castany Prado, autor también de las notas, con un epílogo en el que Alain Sandrier, profesor de literatura del siglo XVIII en la Universidad francesa de Caen, explica cómo se ha hecho la selección de los textos para un volumen de 605 páginas.

"Huye, huye", escribió Voltaire a Denis Diderot, el alma de la imponente Enciclopedia, que ya había sido encarcelado por publicar la Carta sobre los ciegos. La misiva de agosto de 1776, parece el reconocimiento de un fracaso. "Vivid bastante, señor, y esperemos que podáis asestar golpes mortales al monstruo al cual yo solo he podido morderle las orejas". Otros menos famosos, o menos prudentes, morían entonces ahorcados, después de terribles torturas, por ejemplo, por no rendir la pleitesía debida a la Iglesia católica, como quitarse el sombrero o hacer una genuflexión ante una procesión religiosa. Le ocurrió al joven aristócrata François-Jean Lefebvre, caballero de La Barre, quemado en la hoguera  junto a un ejemplar del Diccionario filosófico de Voltaire que la policía había encontrado en su casa al efectuar un registro...

Escritos anticristianos comienza con el famoso Sermón de los cincuenta. Era la primera vez que atacaba a la religión cristiana de forma tan violenta, excitado por el valor de Rousseau, que acaba de publicar Profesión de fe del vicario saboyano. Así termina el Sermón: "¡Ojalá ese gran Dios que me escucha, ese Dios que ciertamente no ha nacido de una virgen, ni ha muerto en un cadalso, ni es comido en un pedazo de pasta, ni ha inspirado esos libros llenos de contradicciones, demencia y horror; ojalá que ese Dios, creador de todos los mundos, tenga piedad de esa secta de cristianos que blasfeman contra él!...

"¡Voltaire, el santurrón", lo llama Michel Onfray en Los ultras de las Luces (Anagrama, 2010). El ateísmo avanzaba pero todavía no estaba de moda. Voltaire lo vio llegar y reaccionó con suma acritud contra Holbach, "un activista del ateísmo" en palabras de de Serafin Senosiain, director de Laetoli. Su colección Los ilustrados llegará a los 50 títulos (van 30), con obras de Diderot, Holbach, Helvétius, Meslier, Condorcet, Maréchal, La Mettrie y un largo etcétera...

Juan G. Bedoya. Madrid. El País, lunes 9 de mayo de 2022.

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