miércoles, 21 de febrero de 2024

Juana de Arco como nunca se ha visto

Juana de Arco, la histórica heroína francesa abrasada por herejía en la hoguera de Ruan en 1431 (la quemaron tres veces, para que no quedara duda ni restos que pudieran servir de recordatorio, en la segunda explotaron la caja craneal y la cavidad abdominal y algunos trozos salpicaron a los espectadores, según los testigos), ha tenido multitud de representaciones en el arte, la literatura, el teatro o el cine. Pensar en ella evoca, entre otras muchas imágenes , la de la resplandeciente estatua ecuestre de París; el rostro ascético y atormentado de Renée Jeanne Falconetti en La pasión de Juana de Arco de Carl Theodor Dreyer (1928), el de una jovencísima Jean Seberg (Santa Juana, de Otto Preminger, 1957) a los muy carnales rostro y cuerpo de Milla Jovovich en el filme de Luc Besson de 1999, donde la actriz mostraba lo sensual que ser vestir armadura.

Sobre la Pucelle, la doncella, de Orleans -que por cierto no era de allí ni de Arco (el apellido de su padre), sino de Domrémy, Domrémy-l-pucelle, en Lorena- han escrito desde Shakespeare, que no la dejó muy bien en su Enrique VI, donde se la trata de ugly witch, (bruja fea) y strumpet, putita, hasta Michel Tournier (Gilles y Juana, Alfaguara, 1989), pasando por Schiller, Anatole France, Peguy, Bernard Shaw, Claudel, Bertolt Brecht, y Anouilh, sin olvidar la canción que le dedicó Leonard Cohen.

Parecería que todo está dicho y hecho sobre ella, pero llega ahora una novela histórica que da una sorprendente vuelta de tuerca al personaje. En Juana de Arco, de Katherine J.Chen (Destino, 2024, traducción del inglés de Montse Triviño), la protagonista es una joven muy masculina, corpulenta y fea (nada que ver con la chica guapa, inocente y soñadora de la polémica portada española de libro generado por IA, aunque a la autora le gusta). Es un vigaro de anchos hombros y poca higiene que se revela   inesperadamente  como una letal guerrera y cuya capacidad para la pelea y la resistencia -reveladas desde niña- proceden de haber soportado toda su vida las palizas de su padre. Sin visiones del arcángel Miguel, su fuerza no viene de Dios, ni de la santidad , sino de aguantar los terribles abusos. Sus dones le han sido inculcados a golpes. Tampoco su motivación para marchar contra los ingleses es una de las clásicas de Juana (la religiosidad y el amor a Francia) sino simplemente el afán de vengar a su hermana violada y asesinada, Es una Juana, la de Chen, sin milagros ni esplendores, toda tesón y empoderamiento.

La novelista señala la paradoja de que para crear su Juana de ficción ha tenido que ser realista con la Juana histórica. "Las visiones juegan un papel muy importante  en la historia de Juana, pero en una novela es muy difícil incorporarlas". Además, "la historia de Juana se la han apropiado tantos, en Francia incluso la extrema derecha, que para hacerla  mía  debía buscar mi propio enfoque"... Chen (Wayne, New Jersey, 33 años) dice que ha querido leer  entre líneas en la historia de Juana. "En los interrogatorios que llevan a su ejecución  encuentro a una Juana muy fuerte y dura , orgullosa ante el tribunal, que se niega a seguir el juego de sus acusadores. Una figura de gran personalidad". Recuerda que Juana de Arco "es un mito como Robin Hood o el rey Arturo, pero a diferencia de estos ella está firmemente anclada en la historia".

De las dos imágenes icónicas de Juana, la mujer con armadura y la mujer puesta en hoguera, celebro más la primera", subraya. De hecho, en su novela, que resigue la vida de Juana desde niña, repasando todos los sucesos canónicos ( el encuentro con la corte y el delfín en Chinon, la liberación de Orleans, la coronación de Carlos VII en Reims en 1429, el rosario de victorias y heridas seguido de las derrotas, la captura por los borgoñeses en 1430 y su entrega a los ingleses) no aparece la escena de la ejecución. "Yo pretendía captar otros aspectos de su vida . Ya tenemos muchos mártires femeninos en la historia, quería investigar por qué Juana pervive tanto en la memoria y otras no. Y la respuesta no es cómo murió. Yo no quiero glorificar su pasión y muerte"...

Jacinto Antón. Barcelona. El País, lunes 5 de febrero de 2024.

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