Sandrine Destombes |
Destombes (París, 54 años) asegura que escribe para divertirse y eso condiciona su labor: "No tengo plan y no lo necesito. Busco algo que me atraiga y tiro". En su nueva novela Ritual (Reservoirs Books), redobla el envite desde las primeras páginas. El planteamiento es macabro, arriesgado en lo narrativo e inquietante: siete pies cortados y atados entre sí aparecen flotando en el río Sena. Los policías pronto tienen claro que hay un crimen terrible detrás, varios crímenes de hecho, e inician una carrera contrarreloj de consecuencias imprevisibles. Lo complicado en estos casos es que al final el resultado esté a la altura del planteamiento, pero Destombes acepta el reto encantada: "Tengo unos indicios y voy en busca de la solución. Cuando llego al final y miro para atrás veo que todo está ahí. No es que sea tan inteligente, qué va, es que la historia y los personajes me manipulan"(...)
Lectora apasionada de las páginas de sucesos, de donde obtiene las ideas para sus historias, Destombes pertenece a una generación marcada por la muerte en 1984 del pequeño Grégory Villémin, el crimen sin resolver más famoso de la historia de Francia. "Lo seguimos durante años con verdadera pasión", admite. Un caso de oscuras connotaciones que refleja como ningún otro el poder del odio intrafamiliar, uno de los grandes motivos en las obras de Destombes. (...)
Autora de formación audiovisual, confiesa la gran influencia de Alfred Hitchcock y muestra siempre su preferencia hacia el suspense por delante de los aspectos más clásicos de la novela negra. Ese suspense puede estar condicionado por una tecnología que "ha roto un poco la magia y que en la obra de Destombes, quizás precisamente por eso, no es un elemento predominante. Sí lo es el ambiente, la atmosfera de las localizaciones, ya sea en París o en pequeñas poblaciones de la Provenza, donde pasa las vacaciones, lugares en los que todo el mundo se conoce y donde un crimen no tiene la misma repercusión. Ahí busca la felicidad de la que se alimentan sus novelas, llenas, paradójicamente, de muerte.
Juan Carlos Galindo. Barcelona. El País, sábado 10 de febrero de 2024.
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