lunes, 27 de junio de 2016

Francofonia. Otra manera de entender el cine

Dos cosas son seguras. Francofonía ni es para palomiteros ni se emitirá nunca en una televisión generalista en prime time. Ambas cosas dichas sin segundas, pues se trata de cine, habla de Historia con mayúsculas y utiliza los jugosos y plurales resortes fílmicos para articular un discurso que invita e incita a la reflexión. Que el propio Museo del Louvre cofinancie el filme va más allá de la anécdota, de la conmemoración o de subirse al carro tan cool de la narrativa experimental en imágenes, para recrear un hecho singular acontecido en 1940 cuando la invasión de París por las tropas de Hitler. Por aquel entonces, el responsable del museo Jacques Jaujard, y el oficial alemán, conde Franz Wolff-Metternich, mantuvieron muy buen rollo. Afortunadamente para el primero -previamente ya había puesto a buen recaudo unos miles de obras de arte-, el segundo no tenía la sensibilidad en el músculo de sentarse. Pero el siberiano Alexandr Sokurov, el director, va todavía más allá, pese a no salirse del carril del Louvre. Si en lo temático propone una sugerente reflexión en torno al arte, para derivar en cómo, en nombre de la creación artística, fue posible una productiva empatía entre ambos personajes a priori situados en las antípodas, en lo audiovisual traza una compleja narración en la que voz, imagen y sonido, crean su propio discurso a partir del diálogo del propio creador -solitario, en su estudio y ante la pantalla del ordenador- con alguien que transporta, en alta mar, contenedores con obras de arte en medio de una impresionante galerna. Si anotábamos que no es disfrute para palomiteros en una butaca ni afronta la crónica histórica ajustada al modelo canónico (pese a usar también materiales de archivo), Sokurov hace una doble apelación a la inteligencia. A la suya propia, sirviendo una pieza accesible pese a su densidad, y a la del espectador, convencido de que le toman en serio. La frescura del relato, la originalidad formal, la transgresión incluso,  nada tiene que ver con la ocurrencia y la modernidad mal entendida.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, sábado 11 de junio de 2016 

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