Al anunciar el programa de este año, el presidente Pierre Lescure advirtió en rueda de prensa que "desde que nos levantamos con una sorpresa cada día por parte de Donald Trump, espero que Siria y Corea del Norte no ensombrezcan esta edición". El temor a que las turbulencias diplomáticas cristalicen en un terror irrespirable encuentra su reflejo en la 70 edición del certamen, que no siempre se ha caracterizado por la impronta política de su programación, pero que este año no ha querido ser menos. El cine politizado estará presente tanto dentro como fuera de competición. En liza por la Palma de Oro, tanto el austríaco Michael Haneke como el húngaro Kornél Mundruczó presentará sendos dramas con el telón de fondo de la crisis de refugiados en Happy End y Jupiter's Moon, mientras que Robin Campillo se adentra en las esferas políticas del SIDA en 120 battements par minute, si bien uno de los focos más mediáticos del certamen lo aportará el coreano Bong Joon-ho con la fantasía Okja, protagonizada por Tilda Swinton, que el director del festival ha definido como "una película muy política sobre la explotación de animales". En el territorio del documental, anunciadas como Proyecciones Especiales, Al Gore presentará An Incovenient Sequel , que promete ser una continuación, diez años después, de su llamada de atención sobre el cambio climático Una verdad incómoda (2006), mientras que Vanessa Redgrave debuta en la dirección con Sea Sorrow, que aporta un contexto histórico a la actual crisis migratoria. El director de Shoah, Claude Lanzmann, regres a la Croisette con Napalm, dispuesto a revelar los secretos de Corea del Norte con su habitual rigor, mientras que Raymond Depardon se adentra en la vida cotidiana y las vicisitudes de un centro psiquiátrico en 12 jours.
Carlos Reviriego. El Cultural, 12-5 - 2017
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