jueves, 11 de mayo de 2017

Los cuentos de la Mêlée

Mauro Armiño, traductor de Flaubert, traductor de Proust, traductor de Balzac, traductor de Maupassant y ahora, también traductor de Zola. Los Cuentos completos del autor de Germinal llegan ahora a las librerías de España con el sello de Páginas de Espuma, el mismo sello que ya ha publicado obras similares de Poe, Chéjov, Schwab... Armiño remite a Por una noche de amor uno de los relatos incluidos en este libro para explicar su valor. Treinta y tantas páginas y dos personajes. Un muchacho bueno y bobo que toca la flauta y su guapa y rica vecina, recién ¿expulsada? de un convento, mujer fatal siempre con problemas. "Las historias negras de Zola son las interesantes", explica Armiño, que detecta un patrón: el dramatismo, la maldad femenina, la ingenuidad de los hombres, el desenlace trágico... Si leemos Por una noche de amor, lo primero que llama la atención es la información. Hay muchísima: el tamaño de las manos del protagonista, el origen de sus ingresos, sus rutinas, la manera de llegar hasta la plaza en que vive junto a su villana musa. Después aparece el destino: ella, belleza despiadada, se aprovechará de que él está enamorado para involucrarlo en sus asuntos criminales... Armiño reivindica esta tradición de la narración pura, sin experimentaciones ni más obsesiones que la intriga. "Y eso lo digo yo que he escrito una sola novela en mi vida y no tenía más que un punto. Lo digo yo que he traducido a Proust. Claro que Proust es otra cosa". Y explica su lógica: "En el momento en el que la poesía en Francia ya se dirigía hacia las vanguardias, resulta que la novela francesa estaba estática en Balzac". ¿Por qué? Por el formato. Mauro Armiño recuerda que la narrativa "vivía por y para el folletón", que se escribía pensando en "lectores cultos pero no muy cultos" y que el sentido del juego era tan sencillo como el de una mêlée en un partido de rugby: empujen, empujen, adelante. Bien en ese adelante consisten los mejores cuentos de Zola. Historias que se debaten en la gran preocupación del escritor: ¿Cuántos problemas venían de la mala sangre? ¿Cuántos eran culpa de una sociedad injusta? ¿Cuánta razón tenía Rousseau y cuánta le faltaba? En parte es un tema antiguo y en parte, es inagotable...
Luis Alemany. Madrid. El Mundo, miércoles 19 de abril de 2017

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