A grandes rasgos, de Emmanuel Macron se conocen dos cosas: que es el presidente de Francia y que su esposa es una mujer 24 años mayor a la que conoció en el instituto, donde era su profesora cuando él tenía 16 años. Los detalles de su vida personal y de la fusionada relación que les une se conocen casi más que sus rasgos políticos y su carácter como líder. Dicen que ella es esencial tanto en su vida como en su carrera, donde aporta consejo e ideas de manera continuada. Así, si Emmanuel Macron prometió darle un cargo en el Elíseo para acabar con la "hipocresía" del lugar que ocupa la primera dama en la República, la tarea ha terminado con la creación de un estatuto de transparencia que se hizo público ayer. Según un comunicado del Elíseo, la esposa del jefe del Estado no será remunerada por su labor ni dispondrá de un presupuesto ni gabinete propio, sus dos colaboradores y un secretario formarán parte del equipo del Presidente, así como el personal que se ocupa de su seguridad. El Elíseo apunta que no se le da ningún derecho nuevo sino que se "precisa su perfil público". Britte Magron continuará así con la tradición diplomática, cumpliendo con su rol de representación y de acompañamiento del Jefe del Estado en sus misiones. Como otras parejas de los dirigentes internacionales, la francesa participará en los programas oficiales de cónyuges y podrá también formar parte de acciones a nivel nacional e internacional junto a otros, "principalmente en la lucha contra el cambio climático o la violencia contra mujeres y niños". La señora Macron supervisará también la gestión de recepciones oficiales en el Palacio del Elíseo, dará su apoyo o amadrinamiento a manifestaciones de carácter caritativo, cultural o social, y permanecerá en relación con actores de la sociedad civil en cuestiones de discapacidad, educación, salud, cultura, protección de la infancia e igualdad. La agenda de la no primera dama será publicada a final de cada mes en la web del Elíseo y ella misma, según el comunicado, dará cuenta de sus acciones de forma regular.....
María D. Valderrama.El Mundo, martes 22 de agosto de 2017
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