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Centro hospitalario de Calais |
Serge Orlov ha puesto su euroescepticismo a un lado, al menos durante las próximas semanas. Este británico de 62 años no quiere confesarle a su cirujano que votó por el brexit. "Se lo diré cuando acabe de cortarme, pero no antes, aunque me queda la otra rodilla", le susurra a un periodista. Y es que su doctor es francés, al igual que el resto del personal hospitalario que le atiende. Orlov es uno de los más de un centenar de británicos que han debido desplazarse a Calais, en el norte de Francia, para operarse y evitar una espera interminable en su país. Paradójicamente, uno de los argumentos de la campaña del brexit fue la masiva entrada de inmigrantes a través de este paso hacia las islas británicas. En el Reino Unido la sanidad pública se ha visto saturada con la peor epidemia de gripe de las últimas décadas. Tras años de austeridad que han dejado al Servicio Nacional de Salud (NHS) con una grave falta de personal y camas, los hospitales están al borde del colapso. Theresa May anunció el 3 de enero la anulación de las operaciones no urgentes en un intento de aliviar la crisis. Sin embargo, la medida ha dejado en el limbo a alrededor de 50.000 pacientes que no han tenido más remedio que dirigir la mirada al otro lado del canal de la Mancha. En Calais, el hospital marcha a todo gas. "Hemos recibido más de 400 solicitudes desde enero", declaró en la radio local France Bleu Nord su director, Marín Trelcat. Para poder responder a ellas tuvieron que contratar a principios de febrero a un agente a tiempo completo, con el que ya han logrado tratar unas 150. Una vez que el médico de cabecera da la luz verde para el procedimiento, los equipos galos se activan. "Tratamos de organizar todo en el mismo día para evitar que vuelvan: consultas quirúrgicas, consultas anestésicas, imágenes y análisis de sangre. Hacemos todo esto en tres horas, mientras que en Gran Bretaña hay períodos de espera de siete meses", explicó Trelcat. El acuerdo entre el hospital de Calais y la salud pública británica no es nuevo. El contrato de colaboración de tres años se puso en marcha en el 2016 y el primer paciente inglés fue operado en abril del mismo año. Timothy Brierley, de Kent, llenó los titulares con su desplazamiento al norte de Francia para operarse la vesícula biliar. "En lugar de esperar 18 meses en Inglaterra, aquí en tres semanas se acabó", dijo el beneficiario...
Alexandr F.Coego. La Voz de Galicia, lunes 2 de abril de 2018
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