martes, 10 de abril de 2018

La Fundación Lafayette Anticipation

La fundación Lafayette se instala en Le Marais
La fundación Lafayette Anticipation se suma a un mapa en transformación donde los centros levantados por grandes mecenas van ganando terreno a los museos públicos. La exposición más visitada en la historia de los museos franceses no fue organizada por una gran pinacoteca pública como el Louvre o el Museo de Orsay. El récord lo batió en marzo de 2017 un centro privado con tres años de existencia: la Fundación Louis Vuitton, creada por el magnate de la moda Bernard Arnault. Su muestra dedicada a la colección del mecenas ruso Sergei Shchukin, que invirtió parte de su fortuna en pintores como Picasso o Matisse antes de su reconocimiento mundial, atrajo a 1,2 millones de visitantes. El coste de la antológica, que reunía 120 obras prestadas por el Hermitage de San Petersburgo y el Pushkin de Moscú, fue cifrado por Le Monde entre 10 y 13 millones. "El Pompidou no hubiera podido sufragarla", explicó entonces el nieto del coleccionista, André-Marc Delocque-Fourcaud, sobre su destino final. 
Desde la inauguración de esa fundación en un majestuoso edificio de Frank Gehry, sus émulos se multiplican por toda Francia, hasta no hace tanto patria de una cultura de titularidad estrictamente pública. Durante décadas la Fundación Cartier de París fue la única excepción. Pero los tiempos han cambiado. El último ejemplo abrió sus puertas el sábado en el barrio parisiense del Marais. Lafayette Anticipations, la fundación para el arte contemporáneo de las Galerías Lafayette, ocupa un inmueble industrial de 900 metros cuadrados de finales del XIX, rehabilitado por el arquitecto holandés Rem Koolhaas, que firma con este proyecto su primer edificio en París. "Teníamos que preservar todo lo anterior a 1900, por lo que el margen de libertad era reducido. Solo pudimos intervenir en un patio interior, así que creamos un sistema de suelos movedizos en el que se logran hasta 49 configuraciones", precisa Koolhaas sobre este edificio de superficies modulables en función de las obras y la intención del creador. "Fue la ocasión de hacer cosas radicales a pequeña escala", señala.
La muestra inaugural parece seguir esta consigna. Está dedicada a Lutz Bacher, artista conceptual con cierto renombre en los setenta, reputada por la radicalidad de su lenguaje y aún poco conocida. Para la inauguración, Bacher ha orquestado una serie de instalaciones de vídeo captadas en una playa francesa, con la furia del viento colándose por el micrófono y destrozando los tímpanos del visitante. Y, como contrapunto, una lluvia de purpurina que dibuja arcoíris en el suelo. Todo sin carteles ni explicaciones a petición de la artista.
Lafayette Anticipations responde así a las críticas sobre la supuesta falta de riesgo de estas fundaciones privadas, acusadas de exponer siempre a autores conocidos y cotizados. Cuesta imaginar un museo público que se hubiera atrevido a meter a Bacher entre sus cuatro paredes...
Álex Vicente. París. El País, lunes 12 de marzo de 2018 

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