miércoles, 4 de abril de 2018

Macron en defensa del francés

Emmanuel Macron se ha colocado al frente de la lucha contra el cambio climático, quiere refundar la Unión Europea y se propone reformar el sistema de pensiones, lo que ha llevado a una huelga de tres meses en los ferrocarriles y a la movilización de empleados públicos y jubilados. Todo eso es, al parecer, poco para él. Ahora quiere también revertir la relativa decadencia de la lengua francesa y convertirla en un gran idioma mundial. Anunció su plan ayer por la tarde, durante un solemne discurso en la Academia. Por delante del francés ahora mismo están el mandarín, el inglés, el español, el árabe y el hindi. Unos 275 millones de personas hablan francés en todo el mundo. Macron quiere conseguir que en 2050 esa cifra se eleve a 700 millones. Confía sobre todo en el crecimiento demográfico del África francófona. "El francés debe convertirse en la primera lengua del continente africano y, quién sabe, quizá del mundo", dijo en noviembre pasado durante una visita a Burkina-Faso. En su discurso ante la Academia no habló de dinero. Los presupuestos están al límite, el gobierno francés sigue sin cumplir las exigencias europeas sobre el déficit y no hay apenas recursos para el relanzamiento idiomático. Como es frecuente en él, Macron apeló al heroísmo  y a la imaginación y expuso de forma genérica una panoplia de proyectos basados en "unos profesores que han de ser militantes y héroes" para "protagonizar un despliegue masivo en la red". "La lengua francesa" dijo, "se ve avasallada por otras lenguas que buscan la hegemonía". El francés, añadió, "nunca será una lengua hegemónica porque es una lengua de combate". 
Pero hubo algunos anuncios concretos. La Alliance Française, una organización dedicada a la enseñanza del francés como  segunda lengua, cuenta ahora con más de 1000 centros en todo el planeta. A partir de 2019 "se abrirán 10 nuevos centros cada año", prometió. También se intentará atraer hacia las universidades francesas más estudiantes extranjeros, se estudiará la posibilidad de crear universidades en francés en otros países (eso permanece en un territorio muy vago) y aumentaran de 250 horas a 400 las horas de enseñanza del idioma que se ofrecen gratis a los refugiados en Francia. 
Otra novedad: las bibliotecas públicas, cada vez menos numerosas, abrirán los domingos. De vuelta al terreno de las buenas intenciones, se intentará abaratar el precio de los libros en francés. Para darle empaque al asunto, Emmanuel Macron proclamó que Villers-Cotterêts, la pequeña ciudad donde nació Víctor Hugo y donde Francisco I firmó, en 1539, el decreto que estableció el francés como lengua oficial de su reino, sería en adelante la capital de la francofonía".
Enric González. París. El Mundo, miércoles 21 de marzo de 2018

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