miércoles, 4 de abril de 2018

Diario. Memorias de la vida literaria (1851-1870)

Edmond y Jules Goncourt
Días después de la muerte de Edmond Goncourt, ocurrida el 16 de julio de 1896, a los 74 años, se leía su testamento, donde daba instrucciones sobre qué hacer con sus manuscritos y en particular con su Diario, un proyecto concebido inicialmente por su hermano Jules y que a su muerte él proseguiría hasta el final de su vida. En el testamento se dice:"Después de mi muerte, se encontrará en mi pequeño armario de marquetería, situado en mi gabinete de trabajo, una serie de cuadernos que llevan por título Diario de la vida literaria, empezado por mi hermano y yo el 2 de diciembre de 1851". Edmond quería que aquellos cuadernos fueran recogidos inmediatamente, sellados y depositados en la notaría Duplan hasta pasados veinte años, después de los cuales debían enviarse al departamento de manuscritos de la Biblioteca Nacional, donde podrían ser consultados y publicados. Edmond donaba asimismo a la proyectada Academia de los Goncourt lo más valioso de su colección de arte y los aguafuertes  de Jules al objeto de poder financiar en el futuro la publicación de sus obras, como a la larga así ocurrió. Pero aquel testamento fue impugnado al día siguiente por la familia, furiosa de verse desposeída de un importante legado que creía suyo. Es solo un ejemplo de las dificultades a las que tuvo que enfrentarse el Diario de los dos hermanos, cuya publicación suscitaba enconadas protestas por parte incluso de sus amigos (Taine, Renan, Poincaré), que se sabían injustamente tratados en sus páginas: la versión íntegra no se publicaría hasta 1956, establecida por el admirable Robert Ricatte. Se reprochaba a los Goncourt la maledicencia, el querer que su nombre pasará, a toda costa, a la posteridad y sobre todo recoger en su Diario el contenido de las llamadas cenas Magny, cuando dos veces al mes los dos hermanos se veían en la Rue Mazet, con los escritores más conocidos de su tiempo (Taine, Renan, Gautier, Flaubert, Sainte-Beuve, a veces Georges Sand): plagadas de anécdotas y juicios fruto del relajamiento que genera saberse entre amigos, aquellas no eran conversaciones pensadas para salir de las cuatro paredes del restaurante Magny... Los Goncourt ofrecerán -no siempre- la otra cara de la luna: la sordidez, la mezquindad, las envidias, las debilidades, el trato con prostitutas, la mediocridad.Toda esa comedia humana que ellos ven con la mayor frialdad y que compensan estéticamente con su amor por la pintura, el siglo XVIII y la corte de Versalles. 
Pero la historia de la traducción al castellano del Diario  es desdichada. Nadie se ha atrevido hasta ahora a una versión íntegra de las 3.500 páginas editadas por Ricatte, la única que puede hacer justicia a la obra. Nos pasa con este libro como nos pasó con las Memorias de Casanova o Los Ensayos de Montaigne, obras de referencia, clásicos archicitados de la literatura europea pero faltos hasta fechas recientes de una pulcra edición. Nos queda pendiente el Diario de los Goncourt. La propuesta de Renacimiento según la selección llevada a cabo por José Havel, es insuficiente para saciar una curiosidad media  sobre el libro y los autores. Es una antología tan recortada de los años comprendidos entre 1851 hasta 1870 que difícilmente podemos hacernos una idea de su ambición moral...Me parece un acierto que la edición llegue hasta la muerte de Jules, en 1870, a causa de la sífilis. Tenía 40 años y deja a su hermano mayor desarbolado, una herida que nunca lograría superar...
Diario. Memorias de la vida literario (1851-1870). Jules y Edmond de Goncourt.
Traducción de José Havel. Renacimiento, 2017
Anna Caballé. Babelia. El País, viernes 30-3-2018



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