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Pepe Viyuela, Alberto
Jiménez, Juan Díaz, Fernando Albizu
y Jesús Lavi
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"El señor Godot me manda deciros que no vendrá esta noche, pero que mañana seguramente lo hará". Así reciben Estragón (Pepe Viyuela) y Vladimir (Alberto Jiménez), dos de los personajes más complejos y representados de la historia del teatro, una de las incumplidas promesas de encontrarse con la espectral figura de barba blanca que nunca termina de aparecer: Godot. "Espera", llega a decir Estragón". "Tengo frío", responde su antagonista en un cruce de diálogos - compartidos por Pozzo (Fernando Albizu), Lucky (Juan Díaz) y Muchacho (Jesús Lavi)- capaz por él solo de hundir sus raíces en un profundo e inconsolable existencialismo marcado en todo momento por el tedio y la falta de sentido de la vida. De sus vidas. De las vidas de todos. "Godot habla de la necesidad de no vender nuestros derechos, de mantener la esperanza, aunque lo presenta desde el reverso de la moneda", explica a El Cultural Antonio Simón, director del nuevo montaje que podrá verse este viernes, 8 , en el Teatro Palacio Valdés de Avilés y a partir del 21 en el Bellas Artes de Madrid.
"No tengo una lectura nihilista de la obra, más bien me interesa la capacidad del hombre por no ser nihilista. Me interesa, por tanto, la esperanza y el tedio, pero el tedio que puede ser sublimado a través del humor", añade el profesor del Institut del Teatre de Barcelona. "En la sociedad de la precariedad y de la incertidumbre todo es una sucesión de buenos comienzos". Más o menos de esta manera define Zygmunt Bauman la sociedad líquida y me parece muy oportuno para una aproximación a Esperando a Godot , ya que esta obra nos explica nuestro temor a perder el tren, a no seguir el ritmo, a no aceptar las fechas de caducidad", sentencia el director de Yo, Feuerbach, que se ha apoyado también para tejer la aparente sencillez de Beckett en textos de Alain Badiou y Jordi Claramonte...
Javier López Rejas. El Cultural, 8-11-2019
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