sábado, 16 de noviembre de 2019

Maison Bonnet

El pequeño atelier parisiense de Maison Bonet,
cercano al Palais Royal.
 
Fundada en 1930, la óptica más exclusiva de París, sigue fabricando como hace un siglo, por encargo y a medida.
Lo primero en que se fija Franck Bonnet en un hombre es en los ojos. O, más precisamente, en la distancia que separa ambas pupilas. El ángulo que dibuja la nariz, la posible simetría entre pómulos y orejas. El color del cabello del desconocido que tiene delante. Este cuarentón afable y canoso echa un primer vistazo de cerca y luego se aleja unos tres metros de su objeto de estudio. Observa la morfología de su cuerpo y las proporciones de sus extremidades. Y en cuestión de segundos establece un diagnóstico...
Maison Bonnet abre al País Semanal las puertas de su atelier, situado en una discreta travesía a dos pasos del Palais Royal. Sacara entonces de una gaveta algunos de los 400 prototipos que sirven de base para crear los anteojos más deseados de la capital francesa, que la élite política e intelectual no ha dejado de lucir desde los años sesenta.
En este insigne establecimiento solían comprar sus gafas los presidentes franceses pero también personalidades como Le Corbusier, Simenon o Aristótoles Onassis que regaló sendos pares en carey a Jackie Kennedy y María Callas. Todos ellos fueron los mejores embajadores de su sobrio y atemporal estilo. Yves Saint Laurent fue otro de sus clientes más conocidos...
Maison Bonnet fue fundada por su bisabuelo Alfred en 1930. Esta óptica levantó la persiana en Morez, una pequeña ciudad del macizo del Jura, junto a la frontera con Suiza. Fue allí donde, en 1796, un comerciante llamado Pierre Hyacinthe Caseaux se inventó las primeras gafas en el sentido moderno del término. Después tomo el relevo el hijo del fundador, Robert, que decidió instalar la tienda en París en 1950. Treinta años más tarde le sucedió su hijo Christian, que pese a estar oficialmente jubilado, sigue regentando el atelier de la marca en Borgoña, a hora y media de París. Cuatro generaciones después es el hijo de Christian  y bisnieto del fundador el que sigue defendiendo la calidad artesana de sus ancestros...
En 2.000 Christian Bonnet  recibió el título de maître d'art  por parte del Estado francés, accediendo al pequeño círculo -solo 74 en todo el país-, que reconoce el savoir faire de los maestros de la tradición artesana...
Álex Vicente . El País Semanal, 13-10-2019

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