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Blaise Cendrars |
Dado que pertenece a esa estirpe de escritores de vida arrebatada, auténticos hombres de acción con cuya vida no sería difícil hacer una serie de televisión que hipnotizase, el suizo Blaise Cendrars ha tenido, en cambio, que penar con la cruz de que su obra haya quedado por detrás de un personaje que no dejó de moverse ni después de muerto. Lo que es una auténtica pobreza según se ha empeñado en demostrar la exquisita editorial Libros de Trapisonda, que en muy elegantes volúmenes recupera la obra de este auténtico gigante de la literatura europea al que cualquier etiqueta -viajero, poeta vanguardista, editor, reportero nocturno, antólogo, narrador -lo jibarizaría. De momento han aparecido sus escritos sobre los bajos fondos, Panorama del hampa, y están próximos a salir Pequeñas memorias de un editor, su testimonio como inventor de la gran colección La sirena en la que se daban las manos grandes del pasado como Apollinaire con los nuevos maestros de la poesía francesa como Jean Cocteau, y El fin del mundo filmado por el ángel de Notre Dame, extraordinario texto con ilustraciones de Fernand Léger que culmina su aventura simultaneísta en la que la poesía y la pintura saltaban la misma comba....
El Cendrars menos conocido es el que Trapisonda está poniendo en español: el periodista de insaciable curiosidad y el memorialista que lo ha vivido todo. Muchas veces se ha repetido esa dichosa frase que Borges dedicó a Quevedo -"más que un hombre es una literatura"- refiriéndola a muchos autores. Siempre que la leo pienso en Blaise Cendrars, que escribía poemas que eran relatos, y ensayos que eran novelas, y novelas que eran poemas. Alguien que de veras nos parece mucho más que un autor: toda una literatura.
Juan Bonilla. El Mundo, 3 de noviembre de 2019
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