domingo, 2 de febrero de 2020

Unamuno en plena guerra

Los biógrafos de Unamuno Colette y Jean Claude Rabaté analizan en una nueva edición los apuntes sobre la congoja, la incomprensión  y el horror de la Guerra Civil que tomó el escritor vasco durante los últimos meses de su vida.
Unamuno en un fotograma de Mientras dure la guerra
El estreno de la película Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, ha recordado los acontecimientos salmantinos de la segunda mitad del año 1936: el inicio de la Guerra Civil en Salamanca (que fue la capital oficiosa de la España sublevada) y las angustias, sinsabores y, alguna vez, rebeldías de Miguel de Unamuno, que murió -casi simbólicamente- el último día de aquel año aciago. Sin ser excelente, la película es bastante más que decorosa y, a menudo, la encarnación que el actor Karra Elejalde hace de don Miguel alcanza una intensidad sobrecogedora. Pero ese proceso de revisión de aquellos acontecimientos empezó mucho antes... En 1964 la Vida de don Miguel, escrita por el periodista salmantino Emilio Salcedo, ya contó con probidad aquellos acontecimientos finales. Y en 1986, un dramático ensayo de Luciano G. Egido, Agonizar en Salamanca, dió una versión más completa de unos hechos que no propiciaban el acuerdo de la memoria de las partes.
En 1991, el nieto del escritor Miguel de Unamuno Adagarra publicó la transcripción del breve texto que su abuelo escribió a lápiz, entre septiembre y final de noviembre de 1936, bajo el título El resentimiento trágico de la vida. Notas sobre la revolución y la guerra civil españolas, casi seguro esbozo de un futuro libro. Se publicó con el añadido de unas notas interpretativas de Carlos Feal Deibe que estableció la génesis de las obsesiones unamunianas  y apuntó, con cautela, una primera valoración encomiástica del texto. Treinta años después era obligado volver a leer esas páginas. Y lo han hecho dos hispanistas franceses. Colette y Jean Claude Rabaté, que en el último decenio han publicado una excelente biografía de Unamuno (2008) y andan todavía en la compleja edición del epistolario completo (en 2015 apareció el primer volumen, impreso por cuenta de la Universidad de Salamanca)...
Nunca sabremos qué dijo Unamuno, pero lo que fuere dejó sus huellas en las desgarradoras cuartillas de 1936  que guardó en sobre a su nombre, donde el Ayuntamiento de la ciudad le había remitido algún papel en su condición de concejal. Como dicen los Rabaté, Unamuno practicó allí la "literatura como catarsis" (siempre lo había hecho en aquellos monodiaólogos que Feal Deibe también recordó en su trabajo) y de ses modo buscó "dejar una huella escrita de la congoja, el horror y la incompresión que lo agotan"...
José-Carlos Mainer. Babelia El País, sábado 4 de enero de 2020

El resentimiento trágico de la vida
Miguel de Unamuno
Edición de Colette y Jean Claude Rabaté
Pre-Textos, 2019

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