jueves, 20 de febrero de 2020

Valentine Penrose, una joya surrealista

Valentine Penrose
Vencidos los prejuicios de época, una nueva generación de editoras, comisarias y estudiosas está reescribiendo la historia del surrealismo para hacer visible la obra de creadoras que la historiografía masculina relegó al papel de musas. La poesía de Valentine Penrose (1898-1978) es una de esas joyas literarias que habían permanecido doblemente ocultas. Primero, citada solo en su condición de mujer del artista, historiador y coleccionista Roland Penrose, y después, eclipsada por el éxito de su novela gótica La condesa sangrienta, sobre la macabra Erzsébet Báthory, la aristócrata húngara del siglo XVI que insertaba agujas en las yemas de los dedos  de vírgenes para desangrarlas y bañarse con su sangre, en búsqueda de la belleza y la juventud perdidas.
La editorial WunderKammer rescata ahora la descatalogada novela que fascinó al gran pensador del mal, George Bataille, o a la poeta Alejandra Pizarnik. Pero, sobre todo, publicará a primeros de febrero la edición más completa en cualquier idioma de los poemas de Penrose, con el título de La surrealista oculta. La editora Elisabet Riera contempla así esta doble noticia: "Es un acto de amor a ella y a su obra, uno de aquellos trabajos que pueden llegar a obsesionar a una durante años y no borrarse de su recuerdo nunca más". 
Nacida como Andrée Valentine Bouée en Mont-de-Marsan en 1898, su nombre aparece y desaparece como una luz parpadeante en la revista de André Breton La Révolution Surrealiste, en La edad de oro de Buñuel y Dalí (minuto 31), en el filme doméstico de Man Ray La Garoupe (con Picasso, Éluard y Nusch) o en Cataluña durante la Guerra Civil donde colaboró con el partido trotskista POUM, tradujo a García Lorca al francés y formó parte de la campaña, encargada por la Generalitat republicana, para salvaguardar el patrimonio artístico y contrarrestar ante las democracias europeas los efectos propagandísticos devastadores que tuvo en Europa la quema de iglesias...
Josph Massot. Barcelona. El País, lunes 20 d enero de 2020.

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