martes, 5 de noviembre de 2024

Miró y Matisse. Dos inagotables fuentes de innovación

El vitalismo de Miró y Matisse estalla en la gran exposición que los junta por primera vez  en las salas de la fundación barcelonesa del artista catalán. Se llega al final del recorrido de MiróMatisse, más allá de las imágenes con una sobredosis de energía, color y belleza, un chute de renovados vigor y optimismo. Y entonces, en la última sala, estalla el azul: Pintura (el guante blanco) de Joan Miró, Vista de Notre-Dame de Henri Matisse, mano a mano, una al lado de la otra, sus tonalidades maravillosas conversando sobre la pared blanca de la Fundación Miró de Barcelona. "Dos azules tan diferentes que dialogan tan bien, dos formas de entender el arte en comunicación entre ellas", exclama el director del centro, Marko Daniel, entusiasmado. "Vemos el mundo de forma diferente gracias  a la forma en que lo vieron y representaron Miró y Matisse; los pintores contemporáneos aún beben de la inmensa fuente  de innovación que son estos dos artistas". 

La gran exposición  sobre la relación entre los dos creadores, organizada y producida por Miró con el Musée Matisse de Niza, llega ahora a Barcelona (hasta el 9 de febrero de 2025) después de su éxito en el museo francés y con el plus del luminoso edificio  de Sert, donde la muestra alcanza una nueva dimensión. La idea original, según recalcó  ayer en la inauguración  de la exposición su comisario, Rémi Labrusse, no era mostrar la influencia de un artista sobre otro, ya sea del mayor  sobre el más joven (Matisse, de 1869, tenía 23 años más que Miró, de 1893), o al contrario, sino "los estímulos recíprocos" que se proporcionaron entre ellos. Cada uno hizo su camino. El desafío era enseñar obras que no se parecen pero que dan sensación de comunicación; más allá de la noción de influencia o de imitación, se trata de enseñar la energía compartida  de artistas que, cada uno desde su perspectiva, pusieron en tela de juicio  la tradición pictórica y fueron muy lejos en la deconstrucción y reconstrucción del arte". Labrusse destacó el "vitalismo" como la sensación más importante en la que coinciden ambos pintores. "Su voluntad de producir una energía vital más allá de las imágenes".

La exposición patrocinada  por la Fundación  BBVA, sigue cronológicamente las carreras de Miró y Matisse, quienes pese a sus concepciones pictóricas aparentemente distintas (surrealismo y fauvismo), se admiran mutuamente y fueron buenos amigos a partir de que Pierre Matisse, el hijo del pintor, se convirtió en marchante de Miró en 1934 (y fue capital en la difusión de su obra en EE UU). 

                                                  (Foto: Massimiliano Minocri)

El trayecto por la vida y obra de ambos pintores permite contemplar obras sensacionales -la visita es una experiencia estética de primer orden- con los cuadros y dibujos  de Matisse y Miró chispeando entre ellos en un feliz baile  electrificante de colores y motivos. En le recorrido , entre muchas otras cosas, grandes desnudos, Desnudo de pie (1918), de Miró, y Figura decorativa con fondo ornamental (1925-26), de Matisse; Naturaleza muerta, interior rojo de Venecia (1946) del francés, y Ocells en el espai (1959) del catalán ; la hipnótica Odalisca con cofre rojo, de Matisse, que contrasta por su sensualidad con la inocencia de la Margarita leyendo  del mismo pintor...

Desde el inicio, cuando la exposición  señala la experiencia  mediterránea de ambos (Matisse se instaló en Colliure, donde inventó el fauvismo con Derain en 1905), se puede ir comparando obras (55 matisses y 53 mirós): paisajes como Colliure en agosto (1911), del francés, y Cambrils, la playa (1917) del catalán, o naturalezas muertas como Las calabazas, de Matisse (1915-16), y Naturaleza  muerta (luz de carburo), de 1922-23 de Miró. Se documenta minuciosamente la relación: Miró había oído hablar de Matisse antes incluso de su primer viaje a París en 1920, a través de pintores francófilos como Joaquín Sunyer. Vio su primer matisse, Naturaleza muerta con calabaza, en 1917, en la exposición  de arte francés en Barcelona. En la muestra de arte francés de vanguardia en la capital catalana  en las Galerías Dalmau en 1920 expusieron juntos (se puede ver el catálogo en una vitrina). Una foto  muestra ya a los dos pintores sentados conversando en la terraza de café Les Deux Magots en 1936...

Jacinto Antón. Barcelona. El País, miércoles 23 de octubre de 2024.

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