La película, que avanza marcada por la sombra del ausente Armand (cuyo nombre bautiza el filme en su título original) hasta el final, la madre del niño acusado, Renata Reinsve (La peor persona del mundo), una figura de la que resulta fácil sospechar: actriz, viuda reciente, mujer histriónica, alocada para la convencionalidad de los padres, presunta mala madre y probable fuente de las actitudes irreverentes de su hijo. Sobre los dos recae la culpa vertida por otra madre hermana a su vez del fallecido padre de Armand. No hay pruebas más allá del testimonio de la supuesta víctima.
El director presenta el drama en un colegio el último día de curso: padres pululando entre perchas, dibujos, pizarras y pupitres, mientras que en aula apartada el director, la profesora y la jefa de estudios tratan de explicar a los padres de dos alumnos que uno ha vejado al otro. Ullmann juega con golpes cotidianos de distensión: sangran narices, una alarma estropeada grazna rompiendo la tensión de la charla, hay ataques de llanto y de risa, y el deseo oculto y la venganza latentes se cuelan en un retrato de errores e intereses de los adultos al gestionar situaciones causadas por niños. (...)
El director afirma que la obra no se centra solo en sus recuerdos infantiles. "Fui niño, fui profesor y ahora soy padre". dice y subraya que su linaje le hizo recelar del cine y tratar de desempeñarse en otras tareas. Buscando desafíos, estudió Psicología, Economía y Periodismo, donde descubrió la producción audiovisual. Y así se lanzó a los cortos y, luego, a este largometraje. Eso sí, existen paralelismos con algunos de sus personajes y Ullmann confiesa un eco en la madre artista de Armand: "Hay mucho de mí en esta película, de mi personalidad, de mis sentimientos, a veces destructivos, de mi forma de pensar y de mis experiencias".
Juan Navarro. Valladolid. El País, miércoles 23 de octubre de 2024.
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