Una sugestiva y muy relevante exposición del artista francés Pierre Huyghe (París,1962) llama especialmente la atención entre las propuestas colaterales de la Bienal de Venecia. Es oportuno recordar que esta es su tercera presencia en este marco. La primera fue en el Pabellón de Francia en la edición de 2001, donde obtuvo el Premio Especial del Jurado. Estuvo de nuevo allí en la Bienal de 2017, cuando se presentó su exposición en la sede veneciana de la Fundación Louis Vuitton. En 2010, el Museo Reina Sofía presento una memorable muestra, La estación de las fiestas, en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro.
Huyghe es uno de los artistas actuales de mayor consistencia y proyección. El inicio de su trayectoria se sitúa en los años noventa, con importantes presentaciones internacionales. Todos estos datos y referencias previos nos permiten situar mejor la transcendencia de este artista innovador, en todo momento abierto a los nuevos soportes y modalidades expresivas de las artes en las últimas décadas. Sus propuestas se modulan a partir de una interrogación entre la realidad y la ficción, integrando la memoria colectiva y estructuras narrativas, así como la experiencia del tiempo en sus últimas variantes.
La exposición actual de Venecia puede considerarse una síntesis de esos planteamientos, al integrar obras seleccionadas de los últimos 10 años con otras nuevas que pueden verse ahora por primera vez. Son en total 17 obras que se reparten en nueve salas distribuidas en dos pisos del edificio. El concepto y el título de la muestra, liminal (2024), es, en sentido estricto, la clave profunda de esa síntesis. La palabra "liminal" que procede del latín "limes": límite, frontera, o umbral, implica que no estamos propiamente en ningún lugar, ni físico ni mental.
En los textos reunidos en el catálogo (pág. 10), Pierre Huyghe indica: "liminal es un estado contemporáneo, del cual puede brotar algo no pensado: ser inexistente , sin ser ni mundo, fuera de cualquier fuera. Una especulación sobre la naturaleza humana imposible, en la forma de una simulación situada que nos permite seguir la formación de esto no humano, de esta cosa con la cual nos podríamos eventualmente, imposiblemente, identificar". Es decir, estaríamos estrictamente en el límite, en un flujo de tiempo, espacios, y materiales de los más diversos tipos, como ámbito genérico de lo humano en su tránsito con lo no humano.
En el recorrido oímos una voz generada en tiempo real por Inteligencia Artificial en las nueva salas y observamos videoproyecciones sobre pantallas de gran formato, acuarios con elementos diversos en su interior, instalaciones como la pieza realizada en el desierto chileno de Atacama, Camata (2024), con robots alimentados por aprendizaje automático en una película autogenerada y editada en tiempo real por la IA, ante una roca suspendida, una instalación con una escultura en el suelo y una proyección de video sobre una pantalla transparente (...)
En definitiva, Pierre Huyghe nos tansmite en liminal una experiencia profundamente inmersiva. A través de las distintas obras y soportes el espectador se va introduciendo cada vez más intensamente en el dinamismo y los cambios de la vida. Los distintos elementos que configuran la existencia en su profundo dinamismo. De las etapas más remotas a esta situación de proliferación digital en la que lo humano arrastra en sus transformaciones un profundo signo de interrogación.
José Jiménez. El Cultural, 25-10-2024.
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