Antes de entrar en el País Vasco francés se puede disfrutar de una de esas playas que ya no quedan, protegidas por bosques de pinos y dunas, todavía en estado salvaje. Playas perfectas para un veraneo diferente, con días de surf y paseos relajados entre las villas modernistas. Soorts-Hossegor es fruto de la unión de la aldea medieval de Soorts ( de la que hoy solo queda el recuerdo) con la estación balnearia de Hossegor de principios del siglo XX. Aquí siguen fieles a su eslogan fundacional de la década de 1930:"Hossegor, la estación balnearia de los deportes elegantes", con su excepcional conjunto de villas modernistas ajardinadas y algunos de los mejores lugares para practicar el surf de la costa atlántica. Entre las pistas imprescindibles está el detenerse en alguno de los bares o restaurantes de la Plage Centrale, una plaza rodeada por típicas casonas rurales mezcladas con art déco. Aquí es donde pasa todo: conciertos, compras y noches surfistas. Dos curiosidades más; el lago salado Hossegor, el más grande de la costa de las Landas, que rodea un sendero de unos 7,5 kilómetros salpicado de villas de verano y el Gouf de Capbretón, una misteriosa fosa marítima. Esta rareza geológica es, en realidad, un remanso en el que se encuentran especies abisales muy raras en las costas francesas. De toda la costa vasco francesa, Biarritz es la ciudad más conocida. Al nombrar esta ciudad todos pensamos en sitio muy chic y tranquilo, en grandes mansiones y en tiendas de diseño. Sigue siendo "la reina de las playas y la playa de los reyes", un imán para celebrities de todo el mundo y sobre todo una meca para los amantes del surf .... Todavía en territorio francés, San Juan de Luz fue tres siglos atrás uno de los puertos pesqueros más relevantes de la región, hasta que se convirtió el centro de operaciones de los corsarios. Hoy es uno de los puertos con más encanto del Labort francés y uno de los destinos más conocidos del mundillo del surf internacional ya que muy cerca se produce un fenómeno rarísimo: la ola gigante Belharra clasificada entre las más altas y peligrosas del mundo, que se ha formado menos de 20 veces en 10 años. En la ensenada de San Juan de Luz, no obstante, los surfistas cuentan con un pequeño paraíso: Sainte Barbe, Erromandie, Lafiténica, La Bougie... Si evitamos la temporada alta podremos disfrutar a gusto del casco histórico de San Juan de Luz: tranquilo, de calles peatonales y casas señoriales del siglo XVII que pertenecieron a ricos armadores, así como la animada plaza de Heni XIV. En el puerto encontraremos la postal perfecta, con barquitos de colores amarrados en los muelles, casas blancas y rojas apiñadas en torno a la iglesia de Saint-Jean Baptiste, dos curiosos semáforos de estilo neovasco y el monte de la Rhune como telón de fondo.... Lonely Planet, 23-02-2017
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