lunes, 27 de febrero de 2017

Calabacín o el virus de la soledad

La industria ya ha tomado conciencia de que el cine animado es un filón que va más allá del entretenimiento. Lo demuestra La vida de Calabacín, un film de Claude Barras basado en la novela de Gilles París que competirá en los Oscar  y que está a punto de ser estrenado en España. Alcoholismo, maltrato infantil, abandono y muerte. La vida de Calabacín arranca como un perfecto drama social, con todos los elementos para un cóctel indigesto de buenismo, melodrama y explotación emocional: un niño sin padre, una madre alcohólica, y un desgraciado accidente que acaba con la madre muerta en la primera secuencia, y el hijo huérfano, ingresado en un hospicio de provincias. La vida de Calabacín, sin embargo juega con esos materiales como punto de partida para elaborar una parábola sobre la amistad, la esperanza, la posibilidad de maduración en colectivo, y los afectos verdaderos en tiempos del me gusta pasajero y la emoción superficial. Y lo hace al tiempo que construye un retrato indirecto y en escorzo de las zonas más oscuras de la Europa de las tensiones raciales, las injusticias sociales, las desigualdades y el drama económico. Un contra-plano animado que, en tiempos de indiferencia, subraya la vigencia de lo comunitario y los lazos afectivos como sostén frente a la inclemencia e indiferencia política. Adaptando la novela del francés Gilles París, Autobiographie d'une courgette (publicada en España por Maeva), el realizador suizo Claude Barras toma el guión escrito por Céline Sciamma, directora y autora de los textos de Girlhood (2014) o Tomboy (2011) y se sirve de la animación stop-motion para crear un universo cercano al punto de vista infantil, en el que los dramas, los pequeños detalles, las experiencias del día a día se convierten en piezas que contribuyen a la formación de los personajes.... La vida de Calabacín dibuja una sociedad infectada por el virus de la soledad en la que es necesario construir refugios de solidaridad, afectos y apoyo mutuo como única manera para volar libres, por seguir la metáfora que propone la película.....
Gonzalo de Pedro. El Cultural 12- 2 - 2017

No hay comentarios:

Publicar un comentario