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Los jardines de Yvoire |
Yvoire, situada en la Alta Saboya de Francia, es sin duda la más pequeña, encantadora y pintoresca ciudad medieval a orillas del Lago Lemán o Lago de Ginebra. Está en tan buen estado y tiene una ubicación tan especial y bucólica que parece que lo han levantado hace poco. Aunque ha sido parcialmente restaurado, ha perdurado prácticamente inalterable al paso del tiempo. Por esto no es de extrañar que Yvoire está incluído en Los Pueblos más bellos de Francia. Yvoire está tal y como lo diseñó el Conde Amadeo V de Saboya. Quiso hacer de este pequeño señorío un lugar inexpugnable por su estratégico enclave dominando el lago. Siguen en pie y en perfecto estado su robusto castillo, la iglesia de San Patricio, el foso, las dos puertas principales de la entrada, sus casas y sus calles empedradas. Es de agradecer como han integrado sin dañar el diseño ni la arquitectura las muchas tiendas, restaurantes, cafeterías y salas de exposiciones que nos encontramos por sus calles. En primavera y verano miles de flores y plantas engalanan todas y cada una de las calles y casas. Es una tradición que llevan haciendo sus vecinos desde hace siglos y gracias a ellos, se mantiene en el tiempo. Han ganado varios concursos internacionales por el cuidado y esmero que ponen en ello. Cada año cambian de diseño y decoración con nuevas temáticas. Su Jardin des Cinq Sens/Jardín de los Cinco Sentidos está inspirado en los jardines de la Edad Media. Ofrece una oportunidad de experimentar con la flora a través de la vista, el olfato, el tacto, el gusto y el sonido. El jardín tiene todo tipo de plantas, abarcando también las utilizadas para meditación y las medicinales. En la parte central tiene un laberinto de setos y árboles divido en cinco secciones, cada uno dedicada a uno de los sentidos. La historia escrita de Yvoire se remonta a 1306 y a un momento en que los castillos del Lago de Ginebra desempeñaron un papel importante en la protección de las estratégicas rutas comerciales a través de los Alpes y a lo largo del lago. Sin embargo la desaparición de estas rutas hicieron que Yvoire entrara en decadencia desde el siglo XVI, convirtiéndose en un humilde pueblo de agricultores y pescadores. Ahí estará hasta el siglo XX, cuando gracias al turismo que atrae Yvoire, se vuelve a colocar en el mapa como destino turístico. Su robusto castillo domina el pueblo desde la orilla del lago.
Hanway. Blog de viajes y testimonios viajeros, 20 de octubre de 2015
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