martes, 16 de octubre de 2018

Blois la nuit, la Loire le matin

Blois
    Es nuestra segunda noche en Blois. Sólo conocemos por ahora el Château con sus intrigas y la farmacia donde compré el jarabe para la tos. Con algunas indicaciones que nos dieron en el hotel sobre un escueto plano además de la recomendación de una crêperie, salimos en petit comité, las dos gallega con M.L. la amiga de Burdeos que nos invitó al viaje, dispuestas a descubrir Blois la nuit. Iniciamos un descenso pronunciado para llegar a la que debe ser la calle principal, algo más iluminada que las anteriores. Completamente desorientadas, preguntamos a una pareja joven, que pasaba por allí, por la crepêrie recomendada. Muy amables se ofrecieron a acompañarnos. Después de unas cuantas vueltas, en la esquina de una plaza muy animada,  que parecía el punto de encuentro de los jóvenes de Blois, estaba la crêperie, pero cerrada. Dos puertas más allá en la misma calle vimos otra, pequeña pero muy animada. Allí nos dejaron nuestros guías. Hubo suerte porque había una mesa libre que sin duda nos esperaba. Buscando alguna información sobre este pequeño restaurant, los datos que encuentro confirman nuestra impresión una vez sentadas. El nombre que aparece al pie de la foto que reconozco, L'Odyssée taupinière conviene a lo que nos costó encontrarla y el ambiente lleno de vida que se respira aquí nos muestra la otra cara de esta ciudad oscura, solitaria y silenciosa que acabamos de cruzar. Las mismas fuentes informativas (internet) hablan de la serveuse, de su simpatía. Yo diría que es mucho más que una serveuse, más bien la patronne del local. Nos explica la carta. Presenta sus galettes, mezcla de tradición y modernidad, con una precisión y un lenguaje no verbal que acentúa su charme natural. Por supuesto mis amigas aceptan su propuesta, yo, sin apetito, me consuelo con una crêpe citron, deliciosa. Todo acompañado por la sidra maison. No hay un alma en la ciudad cuando iniciamos el ascenso hacia el hotel, aun más perdidas que a la bajada. Dios aprieta pero no ahoga. Un viandante solitario nos pone en el buen camino. 
El autobús que nos conduce a Tours a la mañana siguiente sigue el curso del río que hemos visto por primera vez cuando salimos de Blois. Los paisajes son ahora de postal. Ese paisaje que no encontré ni en una sola carte, dominadas todas por los châteaux. Las fotos de una de las viajeras, arquitecta de profesión paliaron este vacío en los stands de las tiendas turísticas de los castillos. Vuelven mis recuerdos antiguos sobre La Loire. Aquella famosa frase de un libro cuadrado y pequeño con que el me inicié en el francés en el Colegio de las Carmelitas de Orense: "La Loire es el río más francés de todos los ríos franceses...". La he buscado cientos de veces pero nunca conseguí encontrar el texto ni su continuación de modo que ya no sé si no será uno de esos recuerdos elaborados por mi misma. He tratado de encontrar una justificación  a la frase. ¿El más francés? ¿Porque es el más largo?¿Porque divide Francia en dos, la Francia del norte y la del sur? La respuesta a estas dos preguntas siempre fue afirmativa para mí y así se lo enseñé a mis alumnos. Con respecto a la segunda les contaba mi estancia en Nantes en un intercambio de profesores puesto a puesto durante tres semanas. Hice entonces, con otros compañeros de Galicia que participaban en el mismo programa, una visita a Angers un domingo muy frío de finales de noviembre. Todo en grises y blancos, tejados de pizarra, el agua helada del río, bien podía ser un país nórdico nada que ver con la Francia de Aquitania, o la Provenza. Sin embargo M.L., mi amiga de Bordeaux piensa que la separación entre las Francias se produce mucho antes, ella la situaría el otro lado del estuario de la Gironde. Su propio hijo nota el cambio de clima en ese punto... 
Ser la cuna de la lengua francesa parece la razón de más autoridad para otorgarle ese plus de francité/francesidad (1539, l'ordonnance de Villers-Cotterêts de Francisco I y el apoyo de la literatura con La Pléiade consagran el francés como la lengua nacional frente al latín y a los dialectos locales.
Estamos entrando en Tours...

Carmen Glez Teixeira



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