miércoles, 17 de octubre de 2018

El nuevo jardín de Nápoles de Amboise

Amboise
Después de mi primera visita a la Loire y sus castillos, en el año 2000, con alumnos, de la que ya les hablado cuando me preguntaban cuál me había gustado más, mi respuesta ha sido hasta ahora Amboise. El conjunto que forman: el château, el panorama que se divisa desde el promontorio donde se asienta sobre un pueblo encantador, la Loire, sin olvidar le Clos Lucé, todo envuelto en una luz dorada de principios de septiembre sobresalía entre los otros recuerdos. Bastantes cosas han cambiado en estos casi 20 años que han pasado. el número de visitantes se ha multiplicado. Los espacios exteriores, jardines y parques, algunos se han agrandado, otros se han remodelado o modificado. El château de Amboise es como el de Blois un gran libro de historia abierto que empieza en tiempos muy lejanos. Por su posición estratégica dominando la Loire en su confluencia con l'Amasse, ha sido un importante fortín defensivo.  La primera mención del poblado de Gregorio de Tours se remonta al siglo VI. Los normandos destruyeron la fortaleza en varias ocasiones. Fue reconstruido por el duque de Anjou. Luis XI, Carlos VIII, Francisco I vivieron aquí. 
De mi primera visita solo recuerdo la capilla de Saint-Hubert, el patrón de los cazadores que se encuentra en el recinto exterior dels castillo. De estilo gótico flamígero, se construye entre 1491-1496. Creo que entonces no visitamos el interior como hacemos hoy donde podemos ver la tumba de Leonardo de Vinci, el gran amigo de Francisco I. Sí recuerdo muy bien el dintel de la fachada con un ciervo en el centro que según la leyenda se le apareció a Saint Hubert en el bosque.
 Pero la gran novedad que me estaba reservada la encuentro en los jardines que se ofrecen a la vista desde al terraza del torreón. Son de creación muy reciente, inaugurados en 2017 con el nombre de El nuevo jardín de Nápoles de Amboise. El primer jardín del castillo del que hay testimonios fue realizado por el napolitano Pacello de Mercogliano que acompaño a Carlos VIII a la vuelta de la primera guerra de Italia. Y en él se inspira el proyecto actual de Jean Louis Sureau. Situado en la prolongación de la terraza forma una amplia alfombra verde que va desde la vivienda del rey, colgada sobre el río. Maceteros de terracota cocida  compartimentan los parterres rompiendo la "platitud"  de la terraza, dando unos toques verticales de color . La armonía entre el marrón rojizo de los maceteros, con el verde de las plantas y el blanco, azul y amarillo de las flores, según la estación, crean un lugar apartado del mundo, de sosiego y propicio a la meditación. El mismo que produce un paseo que recorremos ya en el recinto exterior del château lleno de setos de formas redondeadas que se amontonan produciendo en el paseante un suave bienestar.
Carlos VIII escribió al duque de Borbón, desde Nápoles: "Hermano, no te puedes imaginar los hermosos jardines que he visto en esta increíble ciudad. Parece que solo faltan Adán y Eva para hacer el paraíso natural. Son tan hermosos, llenos de cosas buenas y extrañas..."
Después de cinco siglos, su sueño de crear un jardín napolitano en Amboise se ha hecho realidad de nuevo. 
Carmen Glez Teixeira

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