domingo, 21 de octubre de 2018

Volver a Chambord: su ayer y su mañana



Castillo de Chambord
Chambord, la joya de los châteaux de la Loire, en nuestro programa ha sido, muy acertadamente, reservado para el final de la ruta.Y por ello las notas de hoy serán sobre todo unos apuntes sobre lo "nuevo" que he encotrado en este viaje si lo comparo con el que hice en septiembre del 2000. Me gusta "volver". Volver a los sitios por los que ya he pasado. Lo mismo que cuando reelemos un libro, o vemos de nuevo un película siempre descubrimos algo que no habíamos percibido o lo que sentimos no suele ser lo mismo que la primera vez. Las ciudades, los paisajes, siempre nos ofrecen algo que completa, que abre nuevos horizontes a nuestros primeros "abordajes". En las notas que he ido escribiendo sobre las visitas ya señalé algunas diferencias. Pero es en Chambord donde las percibo con más claridad.  Creo recordar que era el château menos preparado para el turismo de los que visité entonces. El más escondido. El autobús nos dejó frente a la fachada principal que casi se encontraba en el borde la pequeña carretera por la que accedimos. No había jardines, únicamente unos grandes espacios con césped separaban al castillo del enorme parque que lo rodea. Dos recuerdos prevalecen de entonces : la doble escalera de caracol  y la vista del castillo, al atardecer, a cierta distancia, ya  en los lindes donde comenzaba el parque. Con sus torres, chimeneas, linternas, claraboyas, torrecillas, el cimborrio en forma de lys, bañadas por  la luz del sol poniente. Esa vista del edificio enigmático, con sus claves misteriosas es el que prevalece sobre cualquier otro. Amboise es el conjunto, Loire incluida. Chambord es el  château. Y la soledad del momento. Eramos los únicos visitantes. 
Si en el 2000 esta ruta me había parecido una ensoñación,  un tiempo detenido, "lo nuevo", la sorpresa de este viaje, ha sido la vitalidad que he encontrado en ella. Sin duda, si el príncipe despertó a la Bella Durmiente con su beso, los miles de viajeros que se acercan a la Loire, la han rescatado de su sueño. Es posible que "el jardín de Francia" haya perdido algo de "su silencio secreto", pero todo tiene un precio. Gracias al turismo los signos de vida y de futuro han sido numerosos a lo largo de esta ruta: los arreglos  florales que decoran el interior de los châteaux, o las hortalizas (calabacines y calabazas en Clos-Lucé), tan al gusto contemporáneo, las escenificaciones de época, con maniquís luciendo vestidos y atuendos de la primera mitad del siglo XX  en varias salas de Ussé  muestran la intención de una nueva mirada para estos espacios extraordinarios. 
En Chambord, el esfuerzo de renovación es evidente. Igual que en Amboise, los jardines, abandonados aquí desde 1970,  comienzan sus obras de recuperación en 2016  recuperando un año después el modelo de los jardines a la francesa del XVIII. Durante nuestra visita vimos los preparativos para una exposición de pintura. Siguiendo esta pista, me entero de que desde 2010  se está llevando a cabo, en Chambord y en los municipios adyacentes, un gran proyecto sobre los tres campos culturales del Renacimiento: el texto, la música y las bellas artes así como el teatro y la danza.La difusión de la música barroca y renacentista es uno de sus objetivos Desde 2011 se celebra el Festival de  Música de Chambord con más de de 100 conciertos. Dentro de dos semanas, del 6 al 8 de noviembre, por iniciativa del conjunto barroco "La Rêveuse", una Opèra-Bus con sus conciertos itinerantes, surcará el territorio del "Grand Chambord" con sesiones dedicadas a grupos escolares, grupos de mayores y dos sesiones abiertas al público en general. El bus, cuyo decorado recuerda los teatros de estilo italiano, permitirá trabajar a partir de la imagen y la pintura sobre el patrimonio musical y los instrumentos antiguos.  
En 2019 se cumplen los 500 años de Chambord. Una gran exposición, del 10 de junio al 16 de septiembre, destaca entre los actos programados para celebrar este lugar definido por su director Jean d' Haussonville como "además de una afirmación real, la evocación de la ciudad ideal, de una utopía" que se reflejará en esa exposición, retrospectiva y prospectiva ligando su ayer y su mañana. 2019 conmemora igualmente la muerte de Leonardo de Vinci y el nacimiento de Catalina de Médicis. 2019 conmemora pues el Renacimiento en la Vallée de la Loire.
Sin duda, el azar, ya que desconocíamos, al menos en mi caso, estos aniversarios, nos ha conducido aquí en el momento oportuno.  Estaremos atentos a los acontecimientos.

 Carmen Glez Teixeira


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