domingo, 28 de octubre de 2018

Puy du Fou, 2

El baile de los pájaros fantasma
Entre los espectáculos estrella destaca el llamado Los pájaros fantasma. Solo por él vale la pena el viaje. Cientos de aves, desde rapaces de gran tamaño hasta exóticas especies, danzan sobre los espectadores un ballet que deja boquiabiertos a chicos y grandes. Otro de los platos fuertes es el anfiteatro romano, donde corren cuadrigas al más puro estilo Ben-Hur y donde se escenifica cómo unos amantes cristianos son arrojados a las fieras, leones y panteras de verdad. También los cristianos son los buenos en el espectáculo salvaje de los vikingos (con lobos de verdad y un drakkar de 30 metros que surge como por ensalmo de las profundidades del agua); no digamos en el del rey Arturo, Excalibur y los Caballeros de la Mesa Redonda.
Donde esa tendencia religiosa cobra absoluto protagonismo es en otro de los grandes montajes, El último penacho, en un teatro en el que gira 360 grados no el escenario, sino la propia sala de butacas, para encarar decorados fijos complicadísimos (otra proeza multipremiada). Allí se narra el episodio (traumático para los franceses) del alzamiento de la Vendée contra la Revolución Francesa por su ataque a la religión. La revuelta acabó con la región arrasada y más de 300.000 muertos.
Esa misma historia ampliada es la que se cuenta en el gran espectáculo nocturno, la llamada Cinéscénie, la guinda: a orillas de un lago natural con castillo y pueblo auténticos de telón de fondo, 4000 voluntarios componen un fresco grandioso, con ejércitos de caballos al galope, multitudes imposibles de abarcar con la vista, juego de luce y música hollywoodiense, drones, fuegos de artificio: seguramente uno de los mayores (si no el mayor) espectáculos en vivo en uno de los mayores escenarios del mundo.
El complemento, por así decir, a los grande espectáculos con horario fijo son atracciones que se pueden visitar en cualquier momento del día. Alguna reciente (y premiada) como la que revive la aventura  del explorador del siglo XVIII La Pérouse. O unas trincheras de la Segunda Guerra Mundial... Si este parque está en la cima es sobre todo, más que por sus logros y efectos técnicos, por su magia extraordinaria. Además en los pueblos medievales recreados ejercen su oficio artesanos como herreros, tallistas de piedra, panaderos, yerbateros...
Este aspecto de oficios artesanales tendrá, según la información conocida por el momento, también protagonismo en Toledo. Aunque allí, en un primer momento, solo esta previsto que se pueda ver un espectáculo nocturno  de más de una hora de duración con un aforo de unas 4.000 personas. ¿Qué verán?Eso es un secreto de Estado. Pero la idea es contar la historia de España a través de la historia de Toledo. Ni que hubieran leído a Galdós, quien afirmaba que "Toledo es una historia de España completa". Completa y apasionante. Suerte en España a los locos de la colina.
Carlos Pascual. El Viajero. El País, viernes 26 de octubre de 2018 

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