Marine Chagnon |
Jaroussky (Maisons-Laffitte, 1977), a pesar de su endemoniada agenda de conciertos, óperas e incluso películas (en un par de días vuelta a Praga para rodar una sobre los castrati ), no contemporiza en este proyecto que puso en marcha hace un par de años y que ha cogido vuelo rápido, financiado al alimón por instituciones públicas y por firmas como Crédit Mutuel, Orange, Yamaha... Tiene su sede en la Seine Musicale, un imponente complejo de edificios situado a orillas del Sena, en las afueras de París, que incluye un gran auditorio en forma de bola de cristal. En esta magnífica infraestructura consagrada a la música acoge dos grupos de 25 estudiantes: el de los jeunes talents, que no son sólo cantantes sino también pianistas, chelistas, violinistas (estos en manos de otros profesores especializados), y el de los niños de 7 a 12 años procedentes de familias con escasos recursos.
P.- ¿Qué le empujó a fundar la academia?
R.- Precisamente, democratizar el acceso a la música. Aquí los alumnos pagan una cantidad simbólica de unos 20 euros por todo el curso . Muchos jóvenes renuncian a su vocación porque no tienen dinero para pagarla. Es una pena porque a mí la música me cambió la vida. Pero yo recuerdo que cuando estudiaba violín y piano tuve algunas dificultades. Las partituras, los instrumentos, las clases...Todo eso es muy caro. Conseguí costearme los gastos dando clases de piano, que es una buena manera porque cuando pagas algo de tu bolsillo lo valoras más...
Alberto Ojeda. El Cultural, 17-5-2019
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