En la España desarrollista de 1972 la cocina casera empezaba a declinar porque ya trabajaban fuera de casa muchas más mujeres, y un número creciente de familias dejaba de coincidir en torno a la mesa un par de veces al día. Era un fenómeno ya común en todos los países industrializados, y aunque aquí la sociedad evolucionó más lentamente -la dictadura daba sus últimas bocanadas-, lo hizo del mismo modo.
Pero en ese 1972 iban a coincidir dos hechos fundamentales para relanzar el interés por la cocina. Un grupo de aficionados fundó una Cofradía de la Buena Mesa que empezó a editar las primeras guías gastronómicas -al principio madrileñas, luego de ámbito nacional- realizadas en España por españoles y Simone Ortega, la esposa de un famoso y respetado editor, publicó un librito, 1.080 recetas de cocina, que revolucionó este país e hizo que un par de generaciones de hombres y mujeres descubriesen de nuevo los fogones.
Esta semana se ha cumplido el centenario del nacimiento de la gran divulgadora culinaria, fallecida en 2008, y naturalmente se recuerda su obra y el hecho extraordinario de que su 1.080 sea el tercer libro más vendido en la historia de España, sólo superado -casi nada. por la Biblia y el Quijote.
No se puede decir que el éxito de aquel pequeño manual de bolsillo fuese totalmente imprevisible: lo editaba y respaldaba con importantes medios Alianza Editorial, fundada pocos años antes por su marido, José Ortega Spottorno, hijo del filósofo, que fue quien sugirió a su mujer que escribiese un libro de recetas, y que más tarde le facilitaría otras tribunas, como una sección en El País. Pero de un buen resultado editorial al triunfo arrollador de la obra media un enorme trecho, y el mérito fue de una autora a la que inicialmente nadie conocía más que como "señora de".
Nacida en Barcelona de padres franceses y educada en el Liceo Francés de Madrid, Simone Klein ni era una cocinera famosa ni poseía una formación técnica o experiencia profesional, a diferencia de autoras de recetarios de éxito fuera de España. Los amigos de la familia Ortega Spottorno sabían que era una gourmet entusiasta y que en su casa se comía muy bien pero sabía que como en toda familia de alta burguesía de la época os Ortega tenían cocinera.
Lo que no sabían es que aunque normalmente se limitaba a organizar los menús de cada día, Simone Ortega sabía cocinar desde niña y con pasión. Lo había heredado de su abuela borgoñona, como había heredado de ella, a través de su madre, su preciado cuaderno de recetas, que sería el embrión de sus libros y de su forma de explicar la cocina muchos años más tarde.
Y es que el estilo Ortega heredado a su vez por su hija Inés, colaboradora primero y luego continuadora de su obra- era muy diferente de lo que conocíamos anteriormente en España...Y el modus operandi de cada receta era claro y accesible para los cocineros sin gran experiencia:"Si lo siguen el plato sale bien"aseguraba ella. Y millones de españoles lo comprobaron...
Víctor de la Serna. El Mundo, viernes 31 de mayo de 2019.
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