|
Isabelle Huppert |
Neil Jordan siempre ha estado interesado en contarnos historias de amor sobre la irrupción traumática del diferente en la vida de otro personaje aparentemente más plácido y simple. Mona Lisa, Juego de lágrimas, El buen ladrón o Byzantium son algunos ejemplos que se nos ocurren a bote pronto. En La viuda nos presenta a una "dulce dama francesa" que deja bolsos en el metro como anzuelos para atraer a jovencitas bien intencionadas que acuden a la guarida de la bruja para devolverle el señuelo. Durante la primera parte de la película, Isabelle Huppert, falsa franchute, húngara imposible que toca el piano -guiño a su célebre encarnación herida de La pianista- no tiene que hacer nada, solo mantenerse hierática como sabe y acostumbra, rígida como una mártir de estampita, traspasada, de la cabeza a los pies, por una espada invisible. En la segunda mitad, Jordan la dirige como si estuvieran en un Grand-Guignol de William Castle o, al menos, en una película de Hitchcock poco contenida. Y la célebre ceja enarcada da paso a un repertorio expresionista, teatro de los horrores con pasitos de baile y homenajes a Joan Crawford incluidos.
La tierna cierva Chloë Grace Moretz, atraída por el fantasma de la madre perdida, sigue los movimientos de la pálida araña de polvos de arroz en la cara, resultando que las dos actrices ofrecen un estimulante pas de deux de extraño perfume donde la Huppert escupe chicle en el pelo de la rubia hitchcockiana, cual maldición ultraterrena de andar por Tribeca...
No es que la película sea ninguna maravilla pero no le falta atractivo en su tronado discurso sobre la soledad. Está poderosamente narrada, pero, a veces, sin pedir permiso al espectador, parece reírse de él. Afortunadamente, nosotros también nos reímos con nuestro propio estupor, incapaces de tomarnos muy en serio lo que estamos viendo. Siendo conscientes también de la capacidad hipnótica que le sobra a todo este disparate.
Eduardo Galán Blanco. La Voz de Galicia, 30 de mayo de 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario