Kirikú un héroe diminuto, sagaz y respondón. (Mediaset.es) |
Michel Ocelot, con 76 años cumplidos, escucha la lista de personajes infantiles de arriba y sonríe. Suyo es el tercero. Lo creó en 1998 en Kirikú y las brujas. Luego vinieron dos secuelas más y por el camino su creación se convirtió en un héroe diminuto, sagaz y respondón. En eso y no en emblema y ejemplo a seguir. "El saber de un artista es ofrecer dignidad. Mi personaje sin que yo lo pretendiera expresamente, daba otra imagen de un africano. Era una imagen digna." Ahora, Ocelot presenta no a un niño sino a una niña. Dilili procede de Nueva Caledonia, que no de África como Kirikú, pero vive en París. Dilili en París es el nombre de la cinta de animación que, tras ser presentada en la pasada edición del festival de Annecy, ahora se estrena en España. Se trata de un milagro anómalo tan diferente al dibujo animado común y comercial como los niños de Goscinny, Carroll o el propio Ocelot lo son a la infancia diseñada para los parques temáticos.
"Creo que los niños, en general, son figuras fascinantes. Sienten las cosas más intensamente que los adultos. Tienen la facilidad de ver el mundo como realmente es y hablan de todo con total libertad sin plegarse a lugares comunes o al lenguaje correcto o aceptado. Me identifico con ellos, sin duda. Les pasa un poco como a los artistas y a los tontos del pueblo. A los tres les pertenece la potestad de llamar a las cosas por su nombre", afirma Ocelot a modo de declaración de principios. Y le creemos...
Luis Martínez. El Mundo, domingo 26 de mayo de 2019
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