jueves, 30 de julio de 2020

La biografía de Kundera levanta pasiones

Milan Kundera
En 2008, durante mi estancia en Praga, se desencadenó un escándalo alrededor del escritor checo Milan Kundera, que desde 1975 vive en París. La revista Respekt publicó un artículo que sostenía que Kundera había delatado a un espía extranjero de origen checo que se encontraba en la residencia de estudiantes cuyo presidente era él. Nunca se encontró una prueba válida y definitiva de la acusación, pero la calumnia caló: gran parte de la sociedad checa se dejó convencer de que Kundera era delator. El escritor fue víctima del furor postotalitario.
Doce años más tarde vuelve a ser Kundera quien divide a la sociedad de su país de origen. Acaba de aparecer una biografía de 900 páginas que habla de la primera mitad de la vida del escritor, la obra la firma Jan Novák, un escritor de origen checo residente muchos años en Estados Unidos, donde se exilió de niño con sus padres. La biografía, que acabo de leer con sumo interés en cinco días y noches en blanco, analiza entre otras cosas la historia de la delación. Desafortunadamente, lejos de aportar un dato inédito o una prueba crucial, el autor se limita a afirmar que está "convencido" de que Kundera es delator porque "era estalinista"y "de eso habla una novela suya". Y está creencia basada en la fe en vez de en pruebas se ha vuelto en contra del biógrafo como un bumerán.
La investigación de Novak se basa principalmente en dos fuentes. La más frecuentada es el archivo de la policía secreta, la temida StB, la versión checa de la Stasi de la República Democrática Alemana. En la película La vida de los otros pudimos observar como la policía política introducía un aparato de escucha en el apartamento del disidente y así logró saber todo lo que se decía y hacía en el piso; también a Kundera le controlaron de esa manera. Sin duda, para un biográfo husmear en los archivos policiales era una manera de llegar a las intimidades. Sin embargo, su uso es discutible: ¿es ético basar una biografía en información obtenida de manera ílícita?, me preguntaba mientras leía.
El otro testimonio al que recurre el libro proviene de un amigo de Kundera, el psiquiatra y sexólogo Ivo Pondëlicek. De sus declaraciones aprendemos lo más recóndito de la vida afectiva del escritor. El biógrafo ayudado por el amigo chivato de Kundera, retrata a este como un hombre que temía y a la vez utilizaba a las mujeres sirviéndose de alguna otra patología sexual.
El libro ha desatado pasiones. Una parte de los lectores está entusiasmada con su estilo y enfoque: Novák que vivió tres décadas en Chicago, interiorizó la forma anglosajona de redactar biografías, valiéndose del sarcasmo y buscando el escándalo si hace falta. Y el escándalo se produjo: otra parte de los checos está indignada. La crítica ha sido demoledora. El politólogo Ondrej Slacalek afirma que Novàk es "un fiel colaborador de la policía comunista", el periodista Petr Zidec lo llama el "fiscal de Kundera". El catedrático de Literatura Petr Bilek sostiene que "el diletante Novák convierte a Kundera en un sinvergüenza", y el historiador  Pavel Kosiatik, manifiesta que el libro es "una máquina echamierda".
Novák ya tiene escrito el primer capítulo de la segunda parte, que hablara de la vida francesa de Kundera, ese autor que también en Occidente provoca recelo además de admiración. Habrá más batalla por y para Kundera.

Monika Zgustova. El País Semanal, 26 de julio de 2020 

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