La tarea principal de un gobernante consiste en distinguir entre lo urgente y lo importante. El discurso pronunciado el miércoles por Jean Castex refleja una idea por encima de la coyuntura. La urgencia, afirmó el nuevo primer ministro galo durante la presentación de su programa de gobierno, pasa por afrontar la crisis sanitaria y frenar la sangría del paro. Lo importante es soldar el país prestando atención a la Francia periférica apostando por una mayor descentralización.
La víspera del 14 de julio, Macron tuvo un encontronazo en París con un grupo de chalecos amarillos, el movimiento que capitaliza el malestar social de quienes se sienten abandonados. La chispa saltó con el precio del diésel, pero las raíces del conflicto enlazan con la brecha en renta, servicios e infraestructuras. El híbrido ideológico que encarna el presidente de la República no ha logrado corregir esta desigualdad. Con la designación de Castex bascula entre continuismo y el giro a la derecha. Pero teniendo en cuenta el desequilibrio territorial que arrastra España, lo interesante es comparar su hoja de ruta con la palabrería hueca de PSOE y PP a la hora de encarar la transición ecológica, el reto demográfico o la sostenibilidad de las pensiones.
"Está la Francia de las banlieues (suburbios), la Francia rural, la de ultramar, la Francia periférica, la de aquellos que , en el centro de nuestras ciudades, no tiene el derecho a la palabra. Estos franceses son nuestro país tanto como esa Francia del éxito económico, industrial o cultural", proclamó Castex, alcalde durante hace 12 años de Prades, un pueblo de apenas 6.000 habitantes ubicado en el departamento de Pirineos Orientales y rayano con la frontera española.
En el país vecino hay un puente de mando entre el poder central y los alcaldes (Chirac, Rocard, Juppé, Valls, Philippe) por encima de las regiones, que no ostentan el peso constitucional de las comunidades autónomas. Esa tradición permea el Estado francés. Castex, delante de la Asamblea Nacional, anunció una inyección millonaria para alcanzar una soberanía en sectores estratégicos y reducir la dependencia del exterior usando el crecimiento ecológico para unir "esas Francias tan diferentes". Lo logrará o no, pero resulta encomiable fijar los pilares del mañana mientras la clase política de aquí usa la España vacía a modo de escenario electoral.
Raúl Conde. El Mundo, 18 de julio de 2020.
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