Hace tres años Macron presidía orgulloso, su primer desfile del 14 de julio como presidente de Francia, con la agenda rebosante de planes y reformas. Este martes, su cuarta participación en la ceremonia que conmemora el Día Nacional, marcada como todo en estos tiempos por el coronavirus, distó mucho de la pompa y las ambiciones que marcaron el inicio de su mandato. A Macron le quedan 600 días en el Gobierno y buena parte los tendrá que dedicar a recuperar la economía del país, fuertemente afectada por la epidemia, especialmente el empleo, que es la "prioridad", ha reconocido. Para ello, el mandatario ha anunciado este martes que su Gobierno destinará un nuevo paquete suplementario de estímulo de "al menos" 100.000 millones de euros cuyos detalles se conocerán posiblemente a finales del verano.
Pero el cambio de planes no significa que haya abandonado su objetivo reformista, empezando por la reforma del sistema de las pensiones que tantas protestas provocó a finales de 2019. El plan sigue adelante confirmó este martes el presidente en una entrevista televisada, en la que sin embargo se mostró dispuesto a variar los métodos, empezando por mejorar el diálogo social, para recuperar una confianza ciudadana que reconoce debilitada.
"No cambiamos de destino, cambiamos de camino", resumió Macron sobre la estrategia en la era del poscovid, que inicia con un nuevo gabinete dirigido por el también flamante primer ministro Jean Castex. Este debe dar, este miércoles, los detalles de la nueva hoja de ruta para los menos de dos años de Gobierno que le quedan a Macron, en un discurso político anta la Asamblea Nacional, que tiene que validar su gabinete. Pero el presidente ya adelantó algunos detalles. Como que Castex, de quien destacó su "cultura de diálogo social", empezará a reunir de nuevo el viernes a los actores sindicales y patronales para renegociar el calendario de la reforma de pensiones y "poner todo sobre la mesa"aunque con ciertos límites. "No vamos a economizar en una reforma de nuestro sistema de pensiones para que sea viable", dijo durante la entrevista que duró más de una hora...
Pese a que hubo de nuevo multitud de uniformes, muchas banderas y aviones surcando el cielo, la ceremonia celebrada este martes en París tuvo poco que ver con el tradicional desfile del 14 de julio que impresionó tanto a Donald Trump cuando fue el primer invitado internacional del entonces flamante presidente Emmanuel Macron, en 2017.
Por primera vez desde 1945, el Gobierno anuló de forma "excepcional" a causa del coronavirus el impresionante y largo desfile de miembros y equipos de los diversos cuerpos de las fuerzas armadas y de seguridad de Francia por los Campos Elíseos para conmemorar la toma de la Bastilla en 1789 que marcó el inicio de la Revolución Francesa. En vez de ello, la ceremonia, sin público, se concentró en la plaza de la Concordia, donde unos 1.700 uniformados desfilaron ante de la tribuna presidida por Macron.
En las gradas, la mayoría de los 2.000 invitados representaban a los trabajadores que han estado en primera y segunda línea durante la pandemia en toda Francia: personal sanitario, pero también cajeros de supermercado, bomberos, trabajadores de fábricas de mascarillas o profesores, entre otros. De hecho la ceremonia de este inusual 14 de julio buscaba realizar, según adelantó Macron en un mensaje, un "vibrante homenaje al personal de la salud y a aquellos y aquellas que, en todos los sectores, han permitido que continuara la vida pública, social y económica" durante la crisis. En un reconocimiento a los países que acogieron a 161 pacientes franceses de covid graves en sus hospitales durante lo peor de la crisis, que ha dejado y más de 30.000 muertos en Francia...
Silvia Ayuso. París. El País, 14 de julio de 2020
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