lunes, 20 de julio de 2020

Hay más mundo que Hollywood

Juliette Binoche
París, noche, Juliette Binoche nos abre su casa desde su ordenador, a una cierta distancia, rodeada de libros y fotos de familia. La joven que nos enamoró con su sensualidad en La insoportable levedad del ser, que rechazó Parque Juriásico para protagonizar Tres colores y se llevó el Oscar con El paciente inglés guarda a sus 56 años la misma elegancia y serenidad de antes aunque sus ojos azabache estén escondidos tras unas gafas de pasta, Raphaël (hijo de André Halle) y Hanna (hija del actor Benoît Magimel) la acompañan en su confinamiento, pero dada la discreción habitual de la actriz la escuchan desde algún otro lugar de la casa.

P.- ¿Cómo está viviendo este año tan extraño?
r.- Debo confesar, aunque lo diga bajito, que me tiene muy feliz. Me alegra estar en casa, sin correr de un lado a otro. Para mí lo de quedarme en casa es un lujo, estar con mis hijos, leer, tener tiempo propio. Trabajo mucho y paso mucho tiempo fuera. Así que es un lujazo que alimenta mi alma.
-Un descanso tras varios rodajes de los que próximamente estrenará Manual de la buena esposa.
-La película tiene lugar a finales de los sesenta, cuando existían las escuelas de señoritas para convertirlas en buenas esposas. Internados en los que en tres años aprendías a cocinar, a tener hijos, cuidar del jardín, someterte a los deseos del marido incluso sino te apetecía... Aunque hablamos de otro tipo de confinamiento, en la película se toca el tema en clave de humor.
-Imagino que este no es el tipo de manuales que suele leer...
No! Me crié en una familia muy artística. Sin dinero, pero muy orientada hacia las artes, al teatro, a la literatura. También políticamente muy concienciada. Ya sabes, franceses, la década de los años sesenta, el Mayo del 68... Yo tenía 4 años por aquel entonces  y lo malo es que ni mi hermana ni yo vimos demasiado a nuestros padres , lo que nos hizo más vulnerables, pero también mucho más independientes
P.- ¿Cómo aprendió a ser madre?
R.- Los hijos te hacen madre. Una no nace madre, aunque en mi caso es algo que deseaba desde los 10 o los 11 años, mientras jugaba a las muñecas. Es ese lado maternal, femenino de mi corazón que tiene una gran importancia, especialmente en el mundo en que vivimos, que necesita un poco más de ternura.
P.- ¿Qué importancia han tenido los padres de sus hijos?
R.- Mucha. Si no hubiera estado convencida de eso quizá me habría marchado de Francia. Pero quería que mis hijos se criaran cerca de sus padres. Ellos ponen la semilla y es importante mantener el equilibrio.
-Se habría marchado... ¿a Hollywood?
R.- Hay mucho más mundo que Hollywood. Nunca he entrado en su juego. Quizá porque nunca he vivido allí. Siempre he defendido mi independencia. Es cierto que decidí quedarme en Francia para criar a mis hijos, pero también porque quería una carrera internacional que incluyera no solo a los EEUU sino  otra gente, otros países , otras voces...

Smoda. El País, 17 de juio de 2020

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