En el conjunto formado por esta amplísima y rica obra, La fiesta revolucionaria, 1789-1799 ocupa un puesto muy destacado. Es un auténtico clásico. Abrió nuevas vías de exploración histórica de las fiestas y aplicó un cambio de perspectiva en el abordaje de la Revolución Francesa, anclado entonces en el izquierdismo social representado por Albert Soboul. En lugar de analizar las fiestas de la década revolucionaria a partir de una estricta cronología evolutiva o dividiéndolas en función de su inspiración política, Ozouf destacaba la unidad festiva de la Revolución Francesa. Un mismo proyecto inspiraba, en el fondo, las fiestas de la Federación, de la Razón, o del Ser Superior. Existía una voluntad de pasar página con las fiestas tradicionales y "decadentes" y fundar lo nuevo, lanzándose a los brazos siempre esquivos de la utopía, fijar una aparentemente nueva simbología con raíces en una imaginada Antigüedad, unir a los franceses -e, inevitablemente, excluir, purgar y disciplinar- y evitar las derivas violentas e incontroladas. Las resistencias populares a las novedades no fueron menores, como puede verse en todas las querellas y desobediencias vinculadas al nuevo calendario. La autora huía de la visión exclusivamente parisiense para abrir la mirada a lo que ocurría más allá de las puertas de la capital.
La conclusión de Mona Ozouf, en esta obra erudita y perspicaz, redactada en una bella prosa que la autora ha sabido cuidar y mimar, nos recuerda más al antropólogo de las religiones Alphonse Dupront que a Albert Soboul: por encima del acierto o el fracaso, más allá de una u otra opción simbólica o partidaria, las fiestas revolucionarias pretendían ser, en esencia, "un comienzo del tiempo", regenerador, pedagógico y sagrado.
La aparición en 1976 de La fiesta revolucionaria, 1789-1799 constituyó un soplo de aire fresco en los estudios sobre la Revolución Francesa. Su publicación en España puede ser la ocasión, casi medio siglo después, para el descubrimiento o la confirmación de una gran historiadora.
Jordi Canal. Babelia. El País, sábado 19 de septiembre de 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario