domingo, 29 de noviembre de 2020

Nuestros inesperados hermanos

Amin Maalouf

En esta apacible casa del barrio de Étoile, en París, rodeado de cuadros pacíficos y de libros que narran batallas e ideas, habita un hombre pacífico al que la vida y lo que observa han convertido,  como en el título célebre de Albert Camus, en un hombre rebelde. Es Amin Maalouf (Beirut,1948), francés de adopción, académico de la lengua de acogida, autor de obras célebres como León el Africano u Orígenes, su viaje por el mundo en busca de las huellas de sus antepasados. Hoy cree que haría falta un milagro para que el planeta vuelva a ser "un buen lugar para vivir". Ahora publica en Alianza su editorial española, Nuestros inesperados hermanos, una distopía que semeja una realidad posible: el planeta se queda a oscuras porque un apagón súbito elimina todas las conexiones. Una isla minúscula en la que viven sus personajes es el escenario en el que los protagonistas del extraño cortocircuito global manejan hilos que envuelven a la humanidad en una extraña campaña de fraternidad inspirada en las enseñanzas de la vieja Atenas. Es una visita de ficción al desorden del mundo, título de uno de sus más recientes ensayos. Pero no se lee como una novela, tan solo, sino como una advertencia que sintetiza el título de la única novela de la escritora que forma parte del elenco: El futuro ya no vive aquí. Estamos en peligro, dice Maalouf, y no tan solo en lo que sale ahora de su imaginación de contador de ficciones.

¿Cómo llegó a este ejercicio de de adivinación literaria?

Este libro ya estaba escrito antes de esta última crisis, y la verdad es que me pregunté si era mejor publicarlo ahora o esperar. Después me pareció que era apropiado para decir las cosas que planteaba. Sí, es una obra de nostalgia y utopía. He observado el mundo durante las últimas décadas y llevo escritos unos cuantos ensayos que describen donde están yendo mal las cosas, Identidades asesinas, El desajuste del mundo, y El naufragio de las civilizaciones... Tengo la sensación, y es una sensación muy fuerte, de que vamos por mal camino. Como sigamos en esta dirección, llegaremos a la peor de las situaciones. Debemos imaginar una sociedad diferente. Escogí ese momento de la historia, el esplendor de Atenas, porque me pareció una época en que la humanidad  se encontraba en su infancia, sin mucho conocimiento detrás. Y, de repente, durante dos o tres generaciones, ocurrió algo que demuestra que nuestra especie tiene la posibilidad de producir algo totalmente inesperado. El título viene de ahí. Por supuesto que es una alegoría, y que no adoptará la forma descrita en esta ficción, pero después de estos ensayos necesitaba decir que hay esperanza, que tal vez un día surgirá algo diferente...

Los personajes están confinados en una remota isla atlántica que se convierte en el centro del mundo. Es imposible leer el libro y no pensar en la pandemia.

Cualquiera podría sufrir un accidente un día. Salimos de casa y en una fracción de segundo podemos resbalar, caer, rompernos. Eso podría implicar meses o años en el hospital. Lo que nunca suele ocurrir es que el conjunto de la humanidad sufra un percance. Pero en esta crisis todo el mundo ha sufrido el mismo accidente. Nunca había pasado antes, ni podía pasar, porque jamás habíamos estado tan interconectados. Es la primera vez que nos toca enfrentarnos al mismo problema a todos. Y nos entimos extremadamente vulnerables. La enfermedad en sí es mucho menos virulenta que el ébola o que la gripe de 1918. Pero de repente se ha parado el mundo...

Juan Cruz. El País Semanal, 7 de noviembre de 2020

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