La historia -contada con un despliegue abrumador de danza y vídeo, y actores y cantantes en francés, inglés, bambara y lingala- parte de un hecho real. El 6 de septiembre de 1031, la expedición capitaneada por el etnógrafo Marcel Griaule y destinada a recopilar material para los museos franceses, llegó al pueblo de Dyabougou. El 7 de septiembre, Michel Leiris, escritor de la órbita surrealista y aprendiz de etnógrafo junto a Griaule, halló un objeto de interés. En particular, una "forma extraña", una "especie de cochinillo"de color "turrón oscuro", es decir, sangre coagulada, que pesa unos 15 kilos ", apuntó Leiris en su diario, L'Áfrique fantòme. Era el famoso boli, fetiche de la cultura animista bambara. Leiris lo empaquetó y se lo llevé. "Con un estupor que, solo poco tiempo después, se convertiría en asco", escribió, "constato que, a fin de cuentas, uno se siente curiosamente seguro de sí mismo cuando es blanco y tiene un cuchillo en la mano".
El boli que ahora pertenece al Estado francés y se expone en el parisiense Museo del Quai Branly-Jacques Chirac, es el hilo conductor que sostiene Le vol du boli, y un símbolo. La ópera es la historia de un "robo", el que los europeos perpetraron en África. Y del "vuelo" entre ambos continentes...
Marc Bassets. El País, domingo 18 de octubre de 2020.
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