martes, 17 de noviembre de 2020

La orfebre de lujo

Francesca Amfitheatrof. (Pinterest)

"Amo el oro". Las palabras que emplea Francesca Amfitheatrof para describir el impulso inicial de su trabajo podrían sonar casi banales si las dijera cualquier otra persona. Y, sin embargo, en boca de esta creadora se convierten en clave para entender una forma de relacionarse con los materiales preciosos que han conformado una trayectoria profesional atípica, a caballo entre la orfebrería y el arte contemporáneo. En los últimos 25 años, esta diseñadora ha comisariado exposiciones, expuesto en galerías, creado su propia marca y obtenido en 2018, un puesto inédito en la industria, directora creativa de joyería y relojería de Louis Vuitton, la firma nacida en el siglo XIX que mejor ha definido el lujo del XXI.

Amfitheatrof nos atiende a través de una pantalla desde Nueva York. Allí reside con su familia desde 2014 cuando se incorporó a su puesto anterior como directora creativa de Tiffany & Co. Pero su itinerario vital está influenciado por culturas y lugares diferentes. Nació en Tokio en 1968, en una familia marcada por el sello de la modernidad, de padre periodista y madre publicista, él ruso y ella italiana. Se educó en un internado inglés, pero su infancia transcurrió también en Italia, Rusia y Estados Unidos. Y el destino quiso que su formación universitaria la sorprendiera en uno de los crisoles culturales de finales del siglo XX. "Tuve mucha suerte de estar en Londres en los noventa", reflexiona. "Fue la época en que se pasó de Thatcher a Blair, en que la creatividad dejó de ser algo de perdedores. Experimenté la alegría absoluta de vivir un momento en que todo bullía, y comprendí que cambiar la cultura es lo más emocionante y lo más difícil del mundo. Desde fuera parece simplemente una época en que la música, el arte y la moda eran increíbles, pero lo que sé es que desde dentro todo consistía en trabajar juntos y apoyarnos los unos a los otros"...

Amfitheatrof vincula su estilo a su condición de ciudadana global. "Me crie en Italia y los italianos adoran las joyas ", relata. "Nací en Japón, y tengo un sentido de la pureza y de la sencillez que tiene que ver con el minimalismo. No soy barroca ni excesivamente decorativa". Sus piezas presumen de precisión formal, pero no renuncian a la expresividad. Son como pequeñas esculturas. "Soy una diseñadora tridimensional, no una dibujante", declara. "Cuando veo un objeto, siempre imagino como es su parte trasera. Lo veo por todos sus lados, y también por dentro". 

Esta doble visión ha conducido a una trayectoria tambíén híbrida. Ha diseñado enigmáticas piezas de acero y latón par Alessi, ha comisariado composiciones en instituciones como el Museo Gucci, ha trabajado como consultora de arte contemporáneo y ha ejercido distintas responsabilidades creativas en empresas como la joyería británica Asprey & Garrard o la porcelana y menaje Wedgewood. Tras ocupar entre 2014 y 2018 la dirección creativa de Tiffany & Co, su talento inquieto ha encontrado un lugar natural en una compañía, Louis Vuitton, que en los últimos años ha reforzado su equipo creativo con autores de prestigio en los distintos campos en que opera como Nicolas Ghesquière, Jacques-Cavallier-Belletrud...

Su nuevo proyecto para la casa es una colección de pulseras, anillos y collares que reivindica el abecé material de la joyería clásica: oro (blanco y amarillo) y diamantes. El nombre de la colección, "LV Volt, remite al voltio . "sonido, música, sentimientos, electricidad", enumera Amfi theatrof- y reinterpreta el emblema más importante de la casa...

Carlos Primo. El País Semanal, 31 de octubre de 2020.

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