sábado, 28 de noviembre de 2020

Gilles Clément: "El campo se ha vuelto peligroso"

Gilles Clément

En la Escuela de paisajismo de Versalles, Gilles Clément -77 años- enseña lo que no se tiene que hacer. Aunque el prefiere definirse como jardinero -porque trabaja siempre con seres vivos y un paisajista puede utilizar materiales como el hormigón- es además un ensayista ampliamente traducido y un ingeniero  hortícola. Autor del jardín del Museo del Quai Branly, ha ideado vergeles en Suiza, Chile, París o Lille con una característica común:  el bajo mantenimiento y la mezcla hortícola que salva de la desaparición a montones de especies. Escribió Manifiesto del tercer paisaje -en el que se pierde en los descampados y, sin embargo, salva vegetación en vías de extinción- y acuñó los términos "jardín en movimiento" -en el que siembran las aves- y "jardín de la resistencia" -el que apenas precisa cuidados-. Una breve historia del jardín (como todos publicado por Gustavo Gili) es su título más autobiográfico, y en el revela como aprendió caminando por el mundo. En Camerún, buscando mariposas, descubrió una no catalogada que hoy lleva su nombre: Buneopsis clementi. Además del jardín que sembró para experimentar donde nació, en Argenton-sur-Creuse, a 300 kilómetros de París, Clément tiene un estudio en una antigua carpintería del barrio parisiense de Saint-Antoine. Él mismo lo reformó con tragaluces para que el sol llegara a las plantas. Explica en el excelente castellano que aprendió en Latinoamérica, que para cuidar de ellas debe subirse al piano.

Tuvo que desaprender lo aprendido porque le habían "enseñado a matar".

"Matar en lugar de cuidar. En los primeros cursos te enseñaban a reconocer las plantas. Luego solo cómo obtener un alto rendimiento cultivando cada una. Para rentabilizar los cultivos hay que conservar una especie y matar al resto. Eso es hoy la agricultura. El único objetivo es el dinero. Eso son hoy los estudios".

Pero usted es profesor en la Escuela de Versalles...

"Y trato de enseñar otra historia. Si te fijas los jardineros van protegidos como  militares y se dedican a matar para que quede bonito. El campo se ha vuelto peligroso, lo que plantamos está lleno de venenos. Es una fantasía pensar que ese veneno no nos va a afectar,,, Empecé guiándome por lo que me habían dicho los profesores. Utilizaba los venenos. No sabía cómo hacerlo de otra manera".

¿Cómo lo averiguó?

"En 1977 me compré un terreno para trabajar sin pesticidas. Llevaba abandonado 15 años y era un zarzal pero decidí proteger lo que había. No todo, porque no hubiera podido ni entrar. Hoy hay orugas y mariposas que viven en las zarzamoras. Las moras son buenas y la zarza, una defensa contra algunos animales para los arboles más jóvenes. Tienen su papel. Poe eso decidí que trataría de defender la diversidad".

¿Cómo lo enseña?

"Instruyendo tanto en la no acción como en la acción, y en la indecisión tanto como en la decisión para considera un contrapunto al orden establecido. Es difícil cambiar el modelo cultural, La mayoría de la gente no piensa en la maleza como algo con un papel útil en el ecosistema. Yo enseño a utilizar el mundo vegetal de una manera inteligente. No lo inventé, lo aprendí viajando..."

Anatxu Zabalbeascoa, El País Semanal, 22 de noviembre de 2020.

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