Según se fue sabiendo después, Audin, de veinticinco años, fue torturado hasta la muerte por los militares, se organizó un simulacro de evasión y se hicieron desaparecer las huellas de su muerte y su cadáver, nunca encontrado. Fue ya en 2014 cuando el Gobierno francés por fin reconoció que su desaparición había sido un asesinato de Estado, y en 2018 cuando el presidente Macron pidió perdón públicamente a la familia por un crimen que, según dijo, simboliza la brutalidad del conflicto francoargelino.
Sin embargo, no es este proceso y sus implicaciones políticas el tema sobre el que versa Una vida breve. Como afirma al principio su hija, la también matemática y escritora Michèle Audin (Argel, 1954). "No veo que podría añadir a una verdad breve y brutal. Ni el mártir ni su muerte y desaparición son el tema de este libro. Todo lo contrario: de su vida, de una vida cuyas huellas no han desaparecido por completo, pretendo hablarles aquí".
Así, en este libro a medio camino entre el documento más minucioso y la imaginación más literaria, Audin reconstruye, a modo de inventario perecquiano, los orígenes de su familia - que se pierden tanto en la élite de los colonos franceses argelinos como en el campesinado italiano de Saboya y el Piamonte- y el día a día de la prematuramente segada vida de su padre, una existencia que la autora solo ha podido conocer de oídas...
"Sería fácil escribir aquí que me acuerdo de haber ido caminando por la calle con él, con mi vestidito rojo, porque mi madre me lo ha contado tantas veces... pero no, de eso no me acuerdo, aunque no puedo obviar todo lo que se ha contado, repetido, congelado", afirma también en este desgarrador testimonio que a la vez que homenaje privado constituye un triunfo de los fines últimos de la literatura: confirmar que cualquier vida, por breve, común y anónima que sea, puede condensar la Historia y convertirse en el emblema de una época.
Miguel Cano. El Cultural, 10 noviembre, 2020
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