martes, 10 de noviembre de 2020

La infinita paleta de rosas de Bastia

Me encanta trabajar con el rosa...

En Bastia puede encontrarse lo evidente: sus playas de arena dorada, sus calles animadas y la inconfundible impronta de la cultura corsa. Pero hay una trastienda. Y hay que rastrear para dar con ella. Una trastienda hecha de malvas, de lilas y de azules... y , sobre todo, de rosas. La ciudad, al atardecer, fatalmente, se declina en ese color. Las fotografías de Andria Pancrazi, un hijo pródigo que se marchó y luego regresó. así lo demuestran.  

Crecí en Bastia, en la isla de Córcega, y hace cinco años me fui a vivir al Reino Unido. En cada regreso a mi ciudad natal comencé a tomar fotos para tratar de captar la esencia de los recuerdos del lugar donde había crecido: los tonos rosados del atardecer, el calor del aire, el juego de sombras en los edificios, la canción de las golondrinas de noche, el misterio de las persianas entreabiertas. Traté de captar detalles fugaces en la luz del atardecer, a veces con fotografías y a veces elaborando collages a partir de imágenes. Bastia es una ciudad rosada, por lo que la puesta de sol hace más vibrantes los colores. Me encanta trabajar con el rosa, un color muy versátil que puede ser extremadamente cálido y frío, en función de la luz y de la hora del día. El rosa es muy maleable y cambiante. Como los recuerdos.

Andria Darius Pancrazi. El País Semanal, 8 de noviembre de 2020-

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