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Coco Chanel en Deauville |
Al duque de Morny, de paso por la vecina localidad de Trouville, se le ocurrió a mediados del siglo XIX domesticar las secas marismas y las dunas que había alrededor de un pequeño pueblo agrícola y ganadero asentado en el monte Canisy, y así construir Deauville. Una ciudad balnearia y deportiva, provista de puerto, estación de tren y aeródromo, en la que la crema social europea y estadounidense, alojada en hoteles y villas de una arquitectura creativa y eclética, disfrutó en los cafés, apostando por el hipódromo, en la playa, en la terraza de algún bar, en las brasseries y en el casino.
Los primeros visitantes fueron a Deauville a beneficiarse de las propiedades curativas de sus baños de mar. Después vino la reputación con la que pasó a la historia. Las élites nobiliarias y empresariales, dandis, divas y bohemios se cruzaban en los llamados Baños Pompeyanos. Un conjunto art déco diseñado por Charles Adda e inaugurado en 1924 que combina la arquitectura clásica de la antigüedad con la moderna. La monocromía de esta estructura de hormigón está atenuado por el uso de los mosaicos. El complejo de baños incluye una galería porticada, saunas, salas de masajes, piscinas, un bar americano, peluquería y tiendas.
Entre estas instalaciones y la playa discurre Les Planches. Un paseo marítimo de 643 metros de largo cubiertos de una exótica madera procedente de Madagascar. El paseo está flanqueado `por unas cabinas bautizadas cada una de ellas con los nombres de los emblemáticos actores francesas y las estrellas de Hollywood que se pasan por el Festival de Cine Americano cada mes de septiembre desde 1975. Les Planches es el mejor punto desde el que contemplar la luz, el mar y los caballos entrenando en la playa. En esa arena beis Chanel están clavadas las sombrillas de Deauville desde 1875. Las rayas originarias se desplazaron años después de la Primera Guerra Mundial por colores lisos...
El local estilo normando, como el del hotel Le Normandy -ladrillos en escaques, hormigón en el que los entramados de madera se pintan y los tejados dispuestos a cuatro aguas-, se mezcló a partir de la década de 1920 con el art déco y el art nouveau, convirtiendo a Deauville en un museo de la arquitectura en el que se exhiben chalés anglonormandos cercados por barandillas de madera festoneadas. Son muchas las que hay, pero la que todo el mundo visita es la villa Strassburger , en la avenida homónima. Mansión que mandó construir el barón Henri de Rothschild en 1907, aunque su nombre actual sea el del último propietario, Ralph Beaver Strassburger. En la finca que ocupa antes estuvo la granja que perteneció a la familia del escritor Gustave Flaubert. De ahí que la calle aledaña se llame Madame Bovary...
Galo Martín Aparicio. El Viajero. El País, sábado 6 de marzo de 2021
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