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Ruta del Mar y Río Ulla |
Por lo tanto quien desee peregrinar por él tendrá que disponer de una embarcación. La que sea. Propia o alquilada. O simplemente uniéndose a un remonte que se lleva a cabo todos los años en el mes de julio desde uno de los puertos de la ría hasta Padrón.
Y navegara acercándose más o menos a numerosas islas e islotes: los dos Xidoiros (uno de ellos , el Areoso, está lleno de restos prehistóricos), la pedregosa Rúa (hace más de 80 años fue situado alli un cañoncillo, que ya no está, las dos Malveiras (está prohibido pisarlas), la gran Isla de Arousa (con el parque natural de O Carreirón) y Cortegada (con el bosque de laurel más alto de Europa) por citar las más relevantes.
Pero este itinerario tiene otra característica que produce asombro: presume, y con razón, del único viacrucis fluvial del mundo. Es decir, una serie de cruces colocadas en las islas e islotes y en las orillas de la ría a partir de los años sesenta del siglo pasado, la primera de las cuales se divisa en lo alto de la Malveira Grande. Destacan entre todas, las tres que forman el calvario de punta Patiño, en el municipio de Rianxo, y sobresale también el topónimo de Illa do Rato, esta en Catoira y donde, claro está, hay otro ejemplar. Resulta sencillo imaginar de donde le viene el nombre desde tiempos inmemoriales. El punto final es otro crucero que, en realidad, no es tal, aunque lo parezca a primera vista, porque encima de su fuste y de su capitel lo que se encuentra el visitante es un Santiago Peregrino. Un magnífico final que se alza en el principio del puente de Pontecesures. Porque por allí mismo pasa el Camino Portugués, que gracias a ese puente salva el Ulla y lleva al caminante a Padrón y después a Santiago de Compostela, que solo dista unos veinte kilómetros.
Critíbal Ramírez. La Voz de Galicia, miércoles, 10 de marzo de 2021
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