domingo, 21 de marzo de 2021

La revolución interminable de la Comuna de París

El gran investigador de las revoluciones, François Furet, escribió  sobre la Comuna de París: "Ningún acontecimiento de la historia reciente de Francia, o de toda su histoira, ha provocado un interés tan exagerado en relación con su brevedad". Fueron solo 72 jornadas, desde el 18 de marzo hasta el 28 de mayo de 1871, cuando los últimos focos de resitencia de los communards fueron aniquilados, en medio de una represión salvaje. Sin embargo, su eco resuena hasta nuestros días. La conmemoración de aquellos 50 años sobre la revolución sobre la que Marx escribió que trató de "asaltar los cielos" no ha estado exenta de polémicas, pero tampoco de novedades literarias y culturales y actos oficiales.

Un ejemplo de que la Comuna mantiene muy viva la conciencia colectiva francesa es que un libro de 1.400 páginas, titulado La Comuna de París 1871: Les acteurs, l'évenement, les lieux, coordinado por el historiador Michel Cordillot, se agotó en apenas unas semanas, convertido en un insospechado éxito de ventas. "Su relevancia en la historia de Francia es enorme", explica el investigador estadounidense John Merriman, autor de Masacre, Vida y Muerte en la Comuna de París (Siglo XXI) y profesor de la Universidad de Yale. "Sin embargo, resulta interesante que en Paris, más allá del Muro de los Federados, en el cementerio de Père Lachaise, prácticamente no haya recuerdos de la Comuna", señala en una conversación por videoconferencia.

El Muro de los Federados es el lugar donde 147 communards fueron fusilados al final de la llamada Semana Sangrienta, cuando las tropas del presidente Adolphe Thiers asesinaron a miles de ciudadanos acusados de haber apoyado la revolución. "La importancia de la represión no es solo por el número de muertos, todavía objeto de debate (algunos historiadores hablan de 6.000, otros elevan la cifra hasta 30.000)", sostiene Merriman. "Es relevante porque muchas personas fueron asesinadas solo por el mero hecho de existir. En mi libro cuento la historia de un obrero detenido por las tropas de Thiers. Le piden que enseñe las manos y cuando comprueban que pertenecen a un trabajador manual, le fusilan allí mismo. Y se conocen muchos casos parecidos".

Año tras año,  aquel paredón centra los homenajes de la Comuna, que en este aniversario se ampliarán a otros lugares de la capital, con 50 eventos y exposiciones organizados por el Ayuntamiento de París, gobernado por la socialista Anne Hidalgo. La oposición ha criticado este despliegue acusando al consistorio de instrumentalizar la conmemoración por motivos electoralistas. La Comuna tiene, indudablemente, una carga simbólica para la izquierda, pero con el paso de los años el debate ha ido derivando desde la política a la academia. De hecho, en noviembre de 2016, la Asamblea Nacional adoptó una resolución  para rehabilitar a las víctimas de la Semana Sangrienta, en la que además consideraba necesario "conocer y difundir mejor los valores republicanos defendidos por los participantes en la Comuna".

Sin embargo, el edificio más visible de la Comuna, que paradñojicamente fue erigido por el régimen que sofocó brutalmente la revolución, no ha sido todavía catalogado monumento nacional por falta de consenso político. Se trata de ese pastelón color merengue que desgraciadamente se ve desde casi todo París: el Sacré Coeur. Pese a ser uno de los edificios icónicos de la capital, no es monumento nacional. El debate sobre su catalogación estaba previsto para este año, pero ha sido aplazado hasta 2022 para tratar de llegar a un acuerdo. "La historia de la Comuna, asociada durante mucho tiempo a una interpretación decidamente militante, se ha renovado en Francia en los últimos años", explica la historiadora Laure Gaudineau, profesora de la Univeridad París Norte y autora, entre otros ensayos, de La Commune expliquée en images. "Sin embargo, los recientes enfrentamientos en el Ayuntamiento de París entre la oposición y la mayoría han demostrado la rápida reactivación de estas memorias enfrentadas. El tema parece menos controvertido, pero quizás eso sea solo en la superficie. Aunque tampoco debemos exagerar la importancia de estas controversias"...

Guillermo Altares. Madrid. El País, 13 de marzo de 2021


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