sábado, 24 de abril de 2021

Adiós a Gibert Jeune, un templo del libro en París

Lo contó Gabriel García Márquez en este periódico en uno de sus artículos de 1981. Un día lluvioso de 1957 iba por el parisiense bulevard Saint-Michel cuando, en la acera de enfrente, distinguió a un hombre con camisa de cuadros y gorra de béisbol que rebuscaba libros de saldo en las mesas de la calle de la librería Gibert Jeune. El escritor colombiano gritó: "¡Maestrooooo!", y el hombre corpulento se giró, levantó la mano y devolvió el saludo:"`¡Gracias, amigo" !. Esa fue la única vez que García Márquez vio a Ernest Hemingway en París. Y esa imagen no volverá a repetirse  porque Gabo, Hemingway y Gilbert Jeune han desaparecido.

El cierre definitivo de la librería de Saint-Michel el pasado 19 de marzo supone el fin de un emblema de la capital francesa que congregaba a estudiantes dada su proximidad con universidades como la Sorbonna o Sciences Po (Ciencias Políticas), a turistas y a la gente que hacía tiempo esperando en el tradicional punto de la fuente de Saint-Michel, porque en Gibert Jeune se podía esperar a cubierto sin tener que consumir. Con su venta de libros de segunda mano a precios populares, secciones de literaturas extranjeras y novedades con descuentos, consiguió convertirse en una seña de identidad de la ciudad. 

Ahora será raro salir del metro en Saint-Michel y no ver esta entreda al Barrio Latino con los libros de viajes o de esoterismo, las postales, los cómics, el logotipo con la imagen de un estudiante anónimo y la disposición  ciertamente caótica del interior. Ha sido un final tan disrruptivo como impulsivo fue su arranque, en 1886, cuando el profesor de Letras Clásicas,  Joseph Gibert, tras instruirse como bouquinista en la orilla del Sena, tuvo la idea de abrir una librería  de ocasión  entre los muelles y Notre Dame que llegó a contar con 6.500 metros cuadrados y 550.000 referencias.

Según la dirección de la empresa, la gran librería (y las otras tres pequeñas sucursales de la misma plaza) no han sobrevivido a las eternas obras del RER (tren regional) que obligaron al cierre de la estación de Saint-Michel, ni al incendio de Notre Dame, ni a la pandemia. No obstante, permanecerán abiertas otras tiendas de la marca como las del bulevard Saint-Germain  o la del boulevard Saint-Denis en el distrito 10. En el diario Le Parisien, el 30 de marzo, un trabajador de 50 años  recién despedido arremetía contra la escasa capacidad de adaptación a la modernidad de una empresa que tenía "miedo a la digitalización, a las demandas de los jóvenes". "Es triste hablar así", decía, "me siento muy ligado a esta tienda llena de encanto, pero si no evolucionas, te acabas disparando en el pie. ¿Un ejemplo? Esas estanterías ordenadas a al buena de Dios, ¿crees que un cliente quiere eso en 2021?...

Use Lahoz. El País Semanal, 3 de abril de 2021

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