viernes, 30 de abril de 2021

Marine Serre, reina del reciclaje textil

Marine Serre
Al mismo ritmo que la palabra coronavirus iba volviéndose omnipresente, en nuestras con-versaciones el término sostenible colonizaba el léxico de la moda. De Armani a H&M, pasando por Chloé, no hay firma cuya comunicación no gire en torno a la investigación de tejidos ecológicos o el ahorro de recursos naturales. El fenómeno no es nuevo, pero se ha exacerbado durante el confinamiento. La pandemia ha forzado una reflexión global sobre el futuro del planeta y la industria textil -la segunda más contaminante después de la aeronáutica- ha respondido de forma desigual: algunas marcas han acelerado una transformación en la que llevaban años trabajando, es decir, se han puesto las pilas, mientras otras se han conformado con introducir cambios meramente cosméticos.

Solo un tercer y pequeño grupo de firmas puede presumir de incorporar la conciencia medioambiental de serie, desde su mismo nacimiento. Entre ellas, la francesa Marine Serre. Creada por la diseñadora que le da nombre hace cuatro años, se ha convertido en un referente en el reciclaje de prendas, además de en la niña mimada de la semana de la moda de París. Una enseña independiente con una estética calculadamente arriesgada que ha conseguido hacerse un hueco en el mercado internacional de la mano de estrellas como Beyoncé, Dua Lipa o Rosalía. Y que ejemplifica el modelo contemporáneo de firma de autor: comprometida, inconformista y basada en el trabajo creativo comunitario.

Al frente, una diseñadora de tan solo 30 años, formada en la Escuela Nacional Superior de Artes Visuales de La Cambre de Bruselas -alma mater del director creativo de Saint Laurent, Anthony Vaccarello- y que, tras pasar por los equipos de Alexander McQueen, Dior -durante la etapa de Raf Simons- y Balenciaga, conoce bien el sistema que pretende cuestionar, empezando por su especialidad. "La sostenibilidad se ha convertido en una herramienta de marketing. Ahora todo el mundo dice que es verde, y eso genera desconfianza, siempre sobrevuela la duda de si lo es o no de verdad. Resulta muy frustrante que nos metan a todos en el mismo saco", argumenta al otro lado de al pantalla. Aún recuerda las desalentadoras críticas que recibió su primera colección, en las que el 30% de las prendas ya estaban elaboradas a partir de materiales y ropa desechada. "Nos decían que el upcycling era muy complejo y arduo de vender. Nadie nos apoyaba"...

Carmen Mañana. El  País Semanal, 10 de abril de 2021

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