viernes, 4 de junio de 2021

"África mía", el idilio musical entre Cuba y Malí

África mía,  el documental que resume la aventura del productor musical francés Richard Minier para resucitar el grupo Las Maravillas de Malí, una charanga afrocubana que triunfó en la década de los sesenta, inaugurará el viernes el Festival de Cine Africano de Tarifa-Tánger (FCAT). La película es el resultado de 18 años de trabajo de Minier, quien firma el guion, la producción, la dirección y la fotografía. 

El proyecto, terminado en 2018, comenzó en 1999, cuando viajó por primera vez a Bamako, capital de Malí y supo de la existencia de una mítica banda formada por siete jóvenes malienses que en 1964 fueron becados por el Gobierno cubano para estudiar música en La Habana. El grupo se convirtió en el primero que devolvió al continente  los ritmos que los esclavos africanos habían llevado a la isla  en el siglo XVI. Música de ida  y vuelta.

"Tenía 30 años cuando empecé con esto y ahora tengo 52. Así que este es el proyecto de mi vida, se ha convertido en algo muy personal que comenzó por mi deseo de volver a reunir los músicos de Las Maravillas de Malí en La Habana cuando cinco de sus siete miembros aún vivían, pero en el camino han desaparecido cuatro. Al final lo que iba a ser un disco se convirtió en una película. Ahora solo queda Boncana Maïga, el líder del grupo que tiene ochenta años, y nos hemos hecho muy amigos", explica por teléfono desde París Minier, quien dirige el documental junto a Édouard Salier...

"África mía es una historia muy potente pero, desgraciadamente, cuando empecé a buscar financiación el resurgimiento de Buena Vista Social Club (con el documental de Win Wenders en 1996) estaba demasiado reciente. En Francia gustó mucho la idea, pero me dijeron que no era el momento. No encontré apoyo económico hasta 2015 y para entonces ya habían muerto cuatro de los músicos de Las Maravillas de Malí, aunque aparecen en el documental porque ya tenía todo el material grabado", indica Minier...

La importancia del FCAT, un pequeño festival periférico y transfronterizo con un presupuesto que se ha ido reduciendo -en esta edición es de 150.000 euros, cuando en 2011 contaba con 600.000- radica en que es el único competitivo que existe en España para el cine africano. "Este año debido a las restricciones de la pandemia, no habrá proyecciones en Tánger, pero si podrá seguirse en Filmin. El año pasado, que fue también parte presencial y parte en línea, tuvimos 45.000 espectadores, así que este sistema mixto ha llegado para quedarse", adelanta Mane Cisneros, directora del FCAT.

Margot Molina. Sevilla. El País, miércoles 26 de mayo de 2021 

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