viernes, 25 de junio de 2021

Danza para Camus en el lazareto

Danza de tormenta en el lazareto para evocar a
Albert Camus

Los intensos encuentros internacionales Albert Camus de Menorca se clausuraron ayer con las aportaciones finales, tan distintas, de la coreógrafa de la École des Sables senegalesa, Germaine Acogny, que evocó a sus amigos Léopold Sédar Senghor y Maurice Béjart, y que puso a bailar, literalmente al público, y el pensador Nuccio Ordine. El encuentro había regresado al auditorio de Sant Lluis tras la velada del sábado en la que la obra del Nobel, el arte, el paisaje y hasta la climatología se juntaron de una manera absolutamente estremecedora. El carrusel camusiano de estudiosos, escritores, seguidores de los encuentros y fans se embarcó al atardecer para un viaje singular. No era hacia la Argel de El extranjero ni el Orán de La peste, pero sí hacia un destino lleno de significado: la isla de Llatzeret, el antiguo lazareto del puerto de Mahón. Construida en 1793 y en funcionamiento hasta 1919, la instalación servía para el aislamiento, reclusión y eventual tratamiento de los afectados por enfermedades contagiosas como el cólera, la fiebre amarilla o la peste, que arribaban a Menorca...

La excursión al lazareto, con todas sus connotaciones camusianas y actuales, tenía sin embargo carácter festivo: era para cenar y ver un espectáculo, pues los encuentros juntan actividades  artísticas a las conferencias y mesas redondas como parte integral de su ecléctico de suma del pensamiento, la literatura, la ciencia (ayer intervino la física teórica Alicia Sintes que logró cuadrar el círculo uniendo a Camus con las ondas gravitacionales) y las artes. Pero la rebeldía camusiana lo impregnó todo. Cuando la bailarina Amie Mbye, noruega de raíces africanas, especialista en danza afromoderna, irrumpió en la esplanada del edificio principal entre pinos con la pieza El quitador de miedos (una coreografía de Aida Colmenero, se desató una tormenta con gran aparato eléctrico. La artista no se arredró ante el desafío atmosférico, sino que se sumó a él, dejándose empapar por la lluvia mientras evolucionaba como una encarnación del viejo espíritu de la peste o de la moderna pandemia. Cabalgando la tormenta, fue a la vez una metáfora de todas las violencias modernas que hubo de afrontar Camus y asimismo de la belleza que tanto lo obsesionó.

Las III Trobades Mediterráneas Albert Camus escogieron como tema el diálogo, que ciertamente es una superación de la peste. El diálogo presente desde el mismo tema del encuentro. "No hay vida sin diálogo", se ha destilado en todas las actividades y ha estado en boca de todos. La astrofísica Sintes, que por cierto es de San Lluís, logró la proeza de hacer dialogar a Carl Sagan con Camus en su intervención en la mesa redonda con el camusiano francés Rémi Larue y la poeta estadounidense de origen palestino Nathalie Handal, con cuyos bellísimos poemas, un torrente de sensualidad no menos camusiano, ha entrado en la estela de las estrellas: "Él besó mis labios a medianoche/ lo dejé/Él me quitó la blusa/ Lo dejé".

El formato mesa redonda propició algunos de los momentos más intensos de los encuentros. La cantante Noa, la bailarina y coreógrafa María Pagés y la escritora Najar El Hachmi protagonizaron una el sábado (El arte no puede ser un monólogo ) en la que bajo la advocación de Camus se abordaron temas tan variados como la maternidad, el imaginario de los desheredados, los muros que deshumanizan o el conflicto palestino-israelí...

Jacinto Antón. Mahón. El País, lunes 21 de junio de 2021

No hay comentarios:

Publicar un comentario