Además de formarse, hacen convivencia en sus centros, bajo normas muy estrictas. Alguien llega a admitir que les confunden con organizaciones masónicas. El director y coguionista François Favrat afirma sentirse conmovido cuando supo de esa realidad social, en particular el lema elegido "ser capaces, dignos, libres y generosos". Una trabajadora social se fija en una grafitera metida, de forma accidental, en problemas económicos con unos traficantes de menudeo en su barrio. Logra convencerla para que acepte someterse a un programa de formación y, a partir de ese momento, la trama va en la única dirección posible: la de llegar a la meta marcada o quedarse en el camino. Bien definidos los personajes principales, el guión no podrá evitar algunos lugares comunes, incluso pequeñas subtramas destinadas a provocar algún nudo en la garganta y situaciones que el espectador avezado intuye que se solucionan o se acaba la película antes de tiempo. Al final resultará que, si te empeñas, lo consigues, y el espectador recibe una buena dosis vitamínica de esperanza en tiempos tan necesitados de ella.
Miguel Anxo Fernández. La Voz de Galicia, domindo6 de noviembre de 2022.
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