domingo, 20 de noviembre de 2022

"Un mechón de tu cabello"

Los hechos los conocemos: Masha Amini, una joven iraní de 22 años, falleció el pasado 16 de septiembre a consecuencia de un infarto que sufrió en una comisaría iraní, donde fue arrestada por  la denominada Policía de la moral por no llevar bien colocado el velo. Su familia no comparte esta versión oficial sobre su muerte. Afirman que murió golpeada por la policía. Tras la muerte de Masha estallaron manifestaciones multitudinarias  en diferentes ciudades de Irán con gritos como : "¡Mujer; vida, libertad!", "Justicia, libertad y no al hiyab obligatorio" o "Muerte al dictador". Las concentraciones fueron duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad, causando la muerte a más de 80 personas. Las autoridades han tratado de silenciar las protestas mediante la detención de periodistas y activistas, así como la imposición de restricciones al uso de internet en el país. Los países de la Unión Europea llegaron a un acuerdo político, el 13 de octubre, para aprobar sanciones contra Irán, siguiendo el camino de Estados Unidos, Reino Unido y Canadá. 

Las jóvenes iraníes tras la muerte de Masha comenzaron a cortarse el pelo en público, arriesgando su vida ya que Irán impone por ley que las mujeres cubran su cabello. Pocos días después, estrellas francesas, se cortan un mechón de su pelo, difundiendo un vídeo en las redes sociales para mostrar su solidaridad y su apoyo a las mujeres iraníes. Fueron secundadas por otras estrellas españolas  así como por algunas parlamentarias europeas.

 Las mujeres en Irán llevan más de una década enfrentándose a la represión y a los tabús musulmanes. Hemos podido conocer, gracias a la prensa, algunas de esas voces de mujeres iraníes que viven en el exilio: Shirin Ebadi, magistrada, puesto que le arrebató la revolución islámica. Tuvo que huir con su familia y refugiarse en Londres cuando, en 2003, le concedieron el Nobel de la Paz. Este es su mensaje para la gente del mundo: "Que apoyen al pueblo iraní en su lucha contra el régimen de la República Islámica. Ese pueblo no tiene otro enemigo. El pueblo iraní, es amistoso, amigo del resto de los pueblos". Shirin Saleri, artista: "Desde la diáspora, con el corazón en Irán, preocupadas y desoladas, hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que estos momentos históricos de protestas no sean en vano". Azar Nafisi, escritora "Esta lucha contra el régimen de Irán no es solo política. Es existencial. Las mujeres iraníes luchan por su existencia, su identidad y su dignidad".

Leyendo estas informaciones que ocuparon las portadas de la prensa en las primeras semanas de octubre, las brasas de un sentimiento, en su momento tan vivo como el fuego, se avivaron y me trajeron el recuerdo de un libro: Comment peut-on être français? ( Flammarion, 2006). Su autora, Chahdortt Diavann, huye siendo estudiante, dejando en Teherán una familia arruinada y devastada por la Revolución islámica de 1979. Llega a Francia en 1993, después de dos años en Turquía. No habla francés, vive sola, en unas condiciones tan precarias que la llevan a una tentativa de suicidio. Este relato de superación, su empeño y su lucha por aprender, antes que nada, la lengua francesa, me habían admirado, conmovido. Para contar esta experiencia, mezcla de entusiasmo, soledad y rabia, escribe un diario en forma epistolar, cada día una carta que dirige a un confidente imaginario, Monsieur de Montesquieu, autor de "Las cartas persas". De esta novela epistolar, escrita en el siglo XVIII, Chahdortt Diavann toma no solo la forma de su libro sino también su título, la famosa pregunta de Rica, uno de los viajeros: Comment peut-on être persan? En 2003 publica en Gallimard Bas les voiles! / ¡Abajo el velo! ( El Aleph, 2004): "Más que un testimonio es una condena, el juicio a una tradición que la autora considera obsoleta, escandalosa y mutiladora"(Le Figaro Littéraire). Es el único de sus libros publicado en español hasta la fecha.

Han pasado más de dos meses desde la muerte de Masha, la presencia, el interés por lo sucedido ha ido decreciendo:  El 19 de octubre, una escaladora iraní fue detenida por competir sin velo (La Voz de Galicia). Atletas y artistas iraníes desafían al régimen. Teherán trata de silenciar el apoyo de celebridades a las protestas en el país, (El País, 12 de noviembre). Una gallega, detenida en Irán por participar en marchas, (La Voz de Galicia, 10 de noviembre). Silencio y preocupación por la coruñesa de 24 años detenida  en las protestas de Irán. Respaldo institucional unánime para solicitar su liberación, (La Voz de Galicia , 11 de noviembre).

En los Encuentros 72-22, celebrados en Pamplona, en octubre, se trataron conceptos contemporáneos, entre otros, el feminismo islámico. Para cerrar este texto de hoy, traigo aquí las respuestas de  Pascal Bruckner  interrogado sobre ello por Rebeca Yanke, (El Mundo, 4-1122): "Para ayudar a las mujeres en Irán habría que ocuparse primero de la cuestión del velo en París, y en Francia en general. Cortarse el pelo o un mechón no tiene ningún sentido porque no tiene ningún efecto entre los que mandan en Irán"..."Para mí es una vergüenza todo esto, esta situación... Si las feministas francesas fueran valientes... Lo que quiero decir es que no existe correlación, ninguna mujer ha muerto en Francia por llevarlo. Además, Francia ni siquiera prohíbe llevar el velo, prohíbe su uso en las escuelas y administraciones. Lo que sí prohíbe es el burka". "Aplaudiría un feminismo en Francia que de verdad apoyase a estas mujeres a no llevar el velo, porque detrás de la reivindicación están los salafistas, los Hermanos Musulmanes... Son todos movimientos muy conservadores. Y el velo es un signo político de  infiltración".

Carmen Glez Teixeira

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